13.11.2024 / Relaciones internacionales libertarias

Éramos tres en una relación de dos: como Turizo, Milei improvisa convivir con Trump y Xi Jinping

Con las elecciones en EEUU sin resultado claro y el swap en medio, Milei había hecho un giro pragmático con elogios a China. Hasta iba a mandar a Karina a Beijing y tenía una bilateral con Xi Jinping para enero, pero reapareció Trump, todo entró en pausa y ahora buscan cómo jugar a dos puntas.




"Que me cuide de otra que se parezca a ti. No quiero caer como hice por ti. Ojalá te enamore'. Te hagan lo mismo que me hiciste a mí. Tú me enseñaste a no amar a cualquiera. Y también como no quiero que me quieran. No, éramos tres en una relación de dos...", canta el cantante y compositor Manuel Turizo en su hit La bachata, de 2023, y que bien podría ser una metáfora de las relaciones internacionales que plantea la administración libertaria de Javier Milei para su vínculo con los dos países más poderosos del planeta, Estados Unidos y China, atravesado por una elevada dosis de ideología y otra, tal vez no tan elevada pero increscendo, de pragmatismo

Es que Milei soñaba con una relación "de dos" fuerte con Estados Unidos, pero se le metió China y fueron "tres" en secreto. Parece, ahora, que deberá gestionar la continuidad de esa difícil relación de tres.



El presidente argentino y su gobierno pasaron de atacar al gigante asiático y su líder Xi Jinping con los epítetos "dictadura" y "comunismo" como únicos argumentos y agarrados de su expectativa de alianza estratégica con Estados Unidos, a llenar de elogios al mandatario oriental y su postura geopolítica, prometer viajes y encuentros, para finalmente encontrarse con el triunfo estadounidense de Donald Trump y la necesidad de meter freno, primero, y marcha atrás y refresh, después.

Cuando las elecciones en EEUU no tenía un resultado claro, hace poco más de un mes, y previamente, y la renovación del swap chino era más que un imperativo de supervivencia financiera, Milei había hecho un giro pragmático con elogios a China. Según el líder libertario de agosto/septiembre, entrevistado por Susana Giménez, Xi Jinping conducía a un "socio muy interesante" que ayudaba "sin pedir nada" a cambio.



Subido a ese tren, el jefe de Estado argentino había decidido que hasta iba a mandar a su Karina Milei a Shanghai y Beijing la semana pasada, y ya estaba además planificado un viaje del propio mandatario a China para tener una bilateral con Xi Jinping con enero como posible fecha, pero la figura de Trump empezó a crecer en el flanco norte y todo entró en pausa, primero, y luego en supensión. El triunfo del magnate republicano consolidó el replanteo. 

Ya en la mitad de octubre, cuando el posible triunfo de Trump empezaba a dibujarse en datos, desde el gobierno argentino le avisaron a China que finalmente Karina Milei no iba a asistir a la Exposición de Importaciones en Shangai. 

La administración libertaria mandó, en lugar de la número dos del Presidente, a un funcionario del pelotón de Luis Caputo. En territorio chino no fue recibido por ninguna autoridad gubernamental. Es que la visita de la hermana y secretaria general de la Presidencia iba a ser el primer gesto político real del cambio de postura argentino para con lo que antes denominaban "régimen" o "dictadura comunista".

Pero ganó Trump y Milei tiene que, ahora, dejar de ser el Milei amigo de los Estados Unidos demócratas. El problema es que, a la vez, tampoco puede ser el Milei candidato. Para que la nueva "relación de tres" funcione, tiene que ambos a la vez.



El presidente argentino necesita estar al lado de Trump, por eso el ruego para que se produzca el llamado telefónico, su viaje a la cumbre Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) para sacarse una primera foto juntos y, luego, la participación en la asunción del magnate. Necesita el apoyo de EEUU para conseguir dólares del FMI y, también, alimentar la idea de su influencia global. 

Pero también necesita de China y Xi. Hay cientos de acuerdos comerciales comprometidos y que iban a ser de la partida en el viaje no nato de Milei al país asiático en enero. Pero, fundamentalmente, en el horizonte figura la ampliación del swap, en la mira desde el principio de "Toto" Caputo y Santiago Bausili, que además se vence en junio. En la agenda del gigante rojo está, claramente, un listado de obras, entre frenadas y proyectos, como las represas. 

Por eso, en la Casa Rosada trabajan ya desde que consideraron altamente probable al triunfo de Trump pero con más intensidad desde que se materializó ese hecho, en un encuentro entre Milei y Xi Jinping en la cumbre del G20 en Río de Janeiro, la próxima semana.

Si sucede, Milei se verá en Estados Unidos con el presidente electo Donald Trump. A su regreso, se juntará el 17 de noviembre en Argentina con el primer ministro francés, Emmanuel Macron en lo que será otro encuentro com agenda compleja. Horas después, ya en el G20 de Brasil, tendría su mano a mano compensador con Xi Jinping. Y después, el 20 en Buenos Aires, recibirá a la premier italiana Georgia Meloni.

Según el portal LPO, fuentes al tanto de acercar a Milei a China aseguran que la reunión con Xi en Río "está casi confirmada". El formato podría una bilateral formal o algo más breve e informal. Sin embargo, para "pagar" el desplante no alcanza y, menos aún, para lograr los objetivos económicos: el presidente libertario va a tener que ir a China. 

Según sostienen, tras la foto en el G20, lo que no pasará en enero deberá suceder en abril. "No hay chance de ningún acuerdo sin un mano a mano en China que incluya gestos políticos y continuidad de obras de interés de China como las represas", destacan las mismas fuentes. 

Habrá que ver si esta improvisación argentina no tiene costo. Para Trump, China es el principal enemigo de EEUU. En el Gobierno de Milei dicen que "está todo bien" porque el magnate republicano "también habla" con los chinos y que, así, no cambia nada

Otras miradas apuntan que Milei está en una situación difícil, improvisando donde no se debe improvisar. Por un lado, mantener el vínculo con China podría generar desconfianza con Trump. Señalan, por ejemplo, que el ghosteo que el republicano le hizo postergando la charla telefónica fue un cobro adelantado del novedoso "chinismo" de Milei. Pero alejarse del team Xi Jinping del todo sería complejo por la relación financiera y económica con el gigante asiático es clave para la estabilidad macroeconómica y que no quieran cobrarse el swap.

Según el ex embajador argentino en Estados Unidos Jorge Argüello, que representó al país con George W. Bush, Barack Obama, Donald Trump y Joe Biden, Milei no conoce verdaderamente al presidente norteamericano electo. "Nunca sentí que Argentina, ni la región, ocuparan un lugar relevante en la agenda exterior de los Estados Unidos", añadió.

Agrega que el foco de la política exterior apunta a "la competencia por la hegemonía entre Estados Unidos y China" y que "nuestra región no ocupa un lugar importante y, por ende, la Argentina tampoco". "En ninguno de los debates que hubo en esta campaña se mencionó a América Latina", concluyó. Cuenta, incluso, que la amistad de Mauricio Macri con Trump le valió el favor con el FMI pero también hubo un gol en contra con el biodiesel. 

La incógnita es si la posición anti China de Trump y algunos de sus futuros funcionarios clave condicionará la necesidad de cercanía de Milei con China y si, en el medio de ese escenario, se abren alternativas.

El "ir viendo" de la gestión de Milei empezará a tomar más color la semana que viene, primero por la presencia del presidente argentino en la Conferencia Política de Acción Conservadora en la mansión de Trump en Palm Beach y, luego, con la cumbre del G20 y el posible encuentro con Xi Jinping.