Este viernes el presidente Javier Milei buscó mostrarse con su vice en la ceremonía por los 203 años de la Polícia Federal Argentina donde, acompañado por Victoria Villarruel, criticó al "garantismo" y le pidió perdón a las fuerzas por "los años de escarnio a los que fueron sometidos”.
“Lamento los años de escarnio a los que fueron sometidos por hacer una de las cosas más honorables que puede hacer un ser humano que es estar dispuesto a dar la vida por otro”, sostuvo Milei durante la graduación de los cadetes de la Escuela Comisario General Juan Ángel Pirker con lo que fue una referencia a los gobiernos kirchneristas.
Acompañado por Villarruel, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; su hermana, Karina Milei; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; y la cúpula de la Federal; Milei consideró: “Durante muchos años vivimos en un país que denostaba sus fuerzas de seguridad, incluso se elaboraban doctrinas para defender criminales a través de dilates argumentativos que no hacían más que esconder la verdad". "Entendieron a los delincuentes como víctimas de su propia historia y al hacerlo desprotegieron a la sociedad y le dieron la espalda a nuestras fuerzas policiales por el imperdonable delito de hacer bien su trabajo”, amplió.
En ese sentido, criticó a gobiernos anteriores al señalar que "
se pasaron dos décadas defendiendo lo indefendible y haciéndonos creer que los delincuentes eran víctimas y nuestras fuerzas de seguridad eran victimarios”.
Durante su discurso, el mandatario postuló los que son, en su opinión, "los tres pilares fundamentales para mantener el orden público: 1.
El que las hace las paga. 2. El orden público es sagrado. 3. Los buenos son los de azul".
“Durante años nos dijeron que propiciaban el garantismo escudándose en la noción de proteger a las garantías constitucionales para promover lo que a todas luces no fue otra cosa que abolicionismo. Esto no es ni más ni menos que abandonar la razón básica de la existencia del Estado. Aquellos que decían defender al Estado le prohibieron que ejerciera su principal responsabilidad, que es reprimir el delito”, consideró.
Y remarcó que "en cualquier versión de Estado moderno, el monopolio de la fuerza y la represión del delito son responsabilidades públicas indelegables". "Sin embargo debido a la penetración de la izquierda en las instituciones, universidades la dirigencia empresarial y los medios de comunicación, lentamente fueron abandonando esta función indelegable del Estado hasta que convirtieron a nuestro país en un baño de sangre. Pero la sociedad les dijo basta", remarcó.