La inflación en Argentina parece estar en una senda de desaceleración, y las proyecciones para octubre apuntan a un posible descenso por debajo del umbral del 3%. Las consultoras ya han comenzado a lanzar sus estimaciones, que oscilan entre un 2,5% y un 3,4%, en un contexto donde la baja de tarifas reguladas, especialmente de gas y combustibles, juega un papel fundamental. La consultora de Orlando J. Ferreres se posiciona como la más optimista, con una proyección del 2,6%, lo que reafirmaría la tendencia a la baja.
De acuerdo a un artículo de Ambito,
el presidente Javier Milei sigue poniendo su mirada en el control de la inflación como un paso crucial para liberar el cepo cambiario, una de sus promesas de campaña. En declaraciones recientes, el mandatario afirmó que "la apertura del cepo está más cerca" y planteó que, para llevar a cabo esta apertura, el gobierno debe manejar adecuadamente la oferta de pesos en circulación. Según Milei, "si me ponen la plata, lo abro hoy", reflejando la urgencia de un respaldo financiero que permita este cambio.
Desde el punto de vista de las consultoras,
la baja en la inflación también se ve influenciada por la moderación en otros servicios, que, aunque continúan aumentando, lo hacen a un ritmo decreciente. María Castiglioni, economista de C&T, resaltó que "la inflación núcleo, la más relevante, también da señales de baja", lo que sugiere un alivio en el bolsillo de los consumidores. Este panorama optimista contrasta con el hecho de que, en el último año, los salarios han perdido casi 40 puntos frente a la inflación, un aspecto que sigue generando preocupación.
Sin embargo, la mirada hacia el futuro no es del todo optimista.
La proyección del REM del Banco Central indica que se espera una inflación del 3,6% para fin de año, con un repunte en diciembre por la estacionalidad de las fiestas. Mientras el gobierno continúa negociando con organismos multilaterales en busca de apoyo financiero, la incertidumbre persiste sobre cuándo el índice de precios al consumidor podrá estabilizarse definitivamente por debajo del 2%, lo que, según Milei, marcaría un cambio significativo en la política económica del país.
