Tras la alianza con Juntos por el Cambio y el batacazo en segunda vuelta, el presidente Javier Milei mantuvo el tono de campaña en dos semanas de gestión, pero con ajustes. El concepto de casta lo acomodó a la realidad - o a la realidad de su coalición, sus alianzas y sus funcionarios - mientras que la narrativa del “no hay plata” dependerá - o tal vez ya depende - exclusivamente de la respuesta social a las medidas económicas. De todas maneras, el líder de La Libertad Avanza no sólo deberá hablarle a su núcleo duro y a sus votantes prestados sino también al resto de la ciudadanía con mucha más empatía y sensibilidad.
En una compleja situación económica, el discurso del mandatario será clave para colmar expectativas tras las primeras medidas económicas anunciadas por el ministro Luis “Toto” Caputo y el
Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que deroga y modifica más de 300 leyes e implica desregular aspectos de la vida económica con consecuencia directa en los bolsillos. En ese sentido, se desprende una gran incógnita: ¿cuál es el plazo que le dará la sociedad a su narrativa austera pero sin recortes a la famosa casta?
¿HASTA CUÁNDO?
“El grado de tolerancia es la variable independiente y lo que condiciona a todo lo demás. Hay sectores que dirán ‘tendremos que ajustarnos’ porque capaz para ellos ajustarse es ir a comer una vez menos al mes, pero eso es un ajuste ínfimo. El tema es para quien tiene que ir a comprar menos al mercadito, al super o al chino del barrio”, señaló el politólogo Gustavo Marangoni en diálogo con
Política Argentina.
Al respecto, Hugo Haime, consultor y analista político, sostuvo para
Política Argentina que Milei “va a tener aire por lo menos hasta marzo mientras la gente le eche la culpa al peronismo de la crisis y la inflación”, pero “si no ven que su situación mejora ahí se puede producir la decepción”.
“Los 30 puntos que tiene son propios y el 25 restante son los que votaron en contra de Massa. Esos últimos son los primeros que pueden decepcionarse, aunque es complejo porque los propios también pueden decepcionarse porque su situación no mejora y otra parte de los que votaron a Bullrich y luego lo votaron a él también se pueden decepcionar porque sienten que están pagando el costo del ajuste”, afirmó el director de Hugo Haime & Asociados.
El tercer mes del año será “crítico” según los analistas políticos porque representará un
test para el Gobierno en cuanto a las respuestas de los mercados, a la entrada de dólares y a una inflación que no deja de ser galopante. Si aprueba tendrán más margen de cara al plan que tengan en mente, pero si sucede lo contrario la famosa luna de miel verá su final. Ese “cheque en blanco” que le da la sociedad a los mandatarios recién asumidos para implementar sus políticas podría romperse.
De hecho, un reciente informe de la consultora Zuban Córdoba & Asociados analizó que un 80% de los entrevistados cree que las políticas de ajuste que está proponiendo Milei los va a afectar a ellos y a sus familias. Es más, ante la pregunta de cuánto tiempo están dispuestos a darle al Presidente para que genere los cambios que propuso en campaña casi un 28% dijo que tres meses, menos del 30% dijo que entre seis meses y un año, y poco más de 32% que está dispuesto a darle cuatro años.
Al respecto, la directora de Zuban Córdoba & Asociados, Paola Zuban, habló con
Política Argentina y manifestó que si bien “esos datos pudieron quedar muy desactualizados con los nuevos anuncios, la paciencia o la capacidad de resistencia que tenga cada ciudadano y cada familia a los efectos de las políticas de Milei van a ser lo que determine cuánto dura esa luna de miel y cuánto no, y si la luna de miel termina en divorcio o en un matrimonio bienavenido”.
No sólo ese cheque en blanco podría romperse sino también verse perjudicada la imagen del mandatario. En ese sentido, Zuban precisó que hoy el mandatario “está con unos puntitos menos de 50% de imagen positiva y un 50% de imagen negativa, lo cual es bastante particular porque la mayoría de los presidentes recién asumidos tienen arriba de 60% y 70% en algunos casos de imagen positiva”.
“Milei ya asumió con una imagen un poco deteriorada y ha bajado unos puntos en la primera semana de gestión”, añadió.
En esa línea, la consultora Florencia Filadoro observó para
Política Argentina que Milei “está intentando mostrarse como un presidente distinto, copiando el modelo a Donald Trump en su forma de expresarse directamente a través de Twitter”. Según la directora de Reyes-Filadoro es “una forma excelente de comunicarse por no tener ningún tipo de intermediario”.
REDES, NO HAY PLATA Y LA CASTA SOMOS TODOS
De hecho, citó su primera aparición como Presidente en un vivo de Instagram para sortear su último sueldo como diputado nacional: “Lo que hace es mostrarse ante la gente como si estuviese hablando con algún amigo o con sus padres y muestra cómo son las instalaciones en la oficina presidencial y el bastón. El meta mensaje que trae es que él es uno más, una persona común”.
Esa persona común que intenta mostrarle a la opinión pública su simplicidad tiene su adversario:
Axel Kicillof. El gobernador bonaerense que se destacó por su campaña a bordo de un Clío triunfó cómodamente en primera vuelta, dejando atrás a Nestór Grindetti y Carolina Píparo.
“Kicillof es el adversario ideal para Milei. Los dos son economistas: uno es el prototipo del keynesiano y el otro de lo ortodoxo. Uno es el modelo de progresismo y el otro de la derecha. Uno es el villano y el otro el héroe”, analizó Marangoni.
El ex presidente del Banco Provincia explicó que el gobernador de la provincia de Buenos Aires por lo menos ya “empezó a construir un tono que está al menos unas octavas más arriba que el resto de los gobernadores porque tiene la suficiente inteligencia como para darse cuenta que más que estar en la mesa es parte del menú”.
El reclamo por los
fondos de coparticipación para la Provincia será algo que el exministro de Economía de Cristina Kirchner peleará a capa y espada en los próximos cuatro años, en un contexto nacional donde prima el recorte y el ajuste como sostén de la política económica.
El Gobierno nacional repite en cadena que “no hay plata”. De hecho, hacen apología de la austeridad dándole de baja al proveedor de medialunas y tostadas en Casa Rosada, hecho anunciado por el CM presidencial, Iñaki Gutiérrez, cuyo caso es particular no sólo porque admitió tener un cargo pero "ad honorem", sino porque además monopolizó (¿y monetizó?) la transmisión de la asunción de los ministros a través de sus redes sociales.
“Es cierto que no hay plata pero, ¿te sirve ese discurso para legitimar todo? No hay ninguna duda que hay que hacer un ajuste pero no hay una única forma de hacerlo. El ajuste te presenta un menú de alternativas porque hay gastos que podés cortar pero también ingresos que podeés subir”, opinó Marangoni.
Propios y ajenos miran de reojo a la motosierra, que hasta el momento pareciera que no cayó sobre la casta. De todas maneras, ese concepto insignia en campaña hoy se ve “acomodado” a la realidad.
“El
concepto de casta se acomoda de acuerdo a la persona que se va acercando o no se va acercando al espacio libertario. Los líderes tan hiper personalistas y tan dogmáticos como Milei van acomodando la narrativa a cómo creen que pueden ir sorteando algunos obstáculos con la opinión pública”, explicó Zuban, y agregó: “Va a tener que virar hacia otra narrativa porque ya no tiene mucho asidero”.
Filadoro aseguró que el discurso anticasta “fue una bandera importante en la campaña” del mandatario libertario, pero consideró que el concepto “se fue corriendo” y hoy “no está tan presente como solía estarlo”. “Se está transformando en un discurso de reforma y disminución del Estado”, señaló.
Por su parte, Marangoni opinó que “los cortes a la casta son simbólicamente muy importantes: la gente quiere ver que a los de arriba también les vaya mal”.
De todas maneras, Haime afirmó que el mandatario “no va a hablar de política sino de las reformas que está haciendo, de la peor crisis de la historia y tratará de explicar por qué no puede cumplir las promesas de campaña y
por qué el ajuste no lo va a pagar la casta sino el conjunto de la sociedad argentina”.
Milei triunfó en el balotaje contra Sergio Massa no sólo por su núcleo libertario sino también por los votos que le trasladaron desde Juntos por el Cambio tras el pacto de Acassuso con Mauricio Macri. No obstante, consiguió que votantes de sectores populares -a priori- cercanos al peronismo optaran por el economista ultra ortodoxo.
“La ciudadanía votó por un cambio, pero me da la sensación que no votó por un cambio al ciento por ciento en la realidad sino por un cambio donde sí quiere un Estado más eficiente y que realmente funcione”, analizó Filadoro.
Al mismo tiempo, advirtió que “la propia gente no está muy al tanto de la dimensión de las medidas que se están tomando y que próximamente se van a ir tomando a lo largo de las próximas semanas”.
La idea de cambio es una bandera que izó y lo sigue haciendo JxC. Una coalición totalmente “rota” tras la derrota en primera vuelta, pero que encontró en el Gabinete de Milei un lugar donde refugiarse y tener algo de poder. Al menos algunos. En esta arena se da la puja entre el Presidente y Mauricio Macri, que aspiraba a tener “un mayor nivel de injerencia en el Gobierno”, según analizaron los especialistas.
Consultados por esa
posible influencia del macrismo en el discurso libertario, los entrevistados coincidieron en que puede tener “títulos macristas” como por ejemplo la alusión a la “pesada herencia”, pero reconocieron que es “una carta que siempre juegan los nuevos gobiernos”. Lo cierto es que Milei debe “despegarse” de cualquier discurso ajeno si desea mantener su propia “identidad e impronta”.
Marangoni observó “un contenido más plebeyo” en el Gobierno: “La receta que está proponiendo Milei no es distinta en esencia a la de Macri. O sea no tenés la típica centro derecha con latte en mano y reunidos en Starbucks planificando cosas. Acá tenes gente mucho más simple”.
Por su parte, Filadoro advirtió que “lo que sí tiene tinte macrista desde el punto de vista de la comunicación es la escena de Milei con traje militar en la ciudad de Bahía Blanca” tras el fuerte temporal, ya que le hizo “acordar muchísimo a las imágenes que veíamos de Patricia Bullrich cuando ella hacía lo propio en algún operativo de narcotráfico” y que iba vestida de la misma forma.
Si bien este Gobierno está conformado por “gente mucho más simple” respecto al macrismo, lo que se detecta es una falta de “empatía y sensibilidad en el diálogo con la ciudadanía”. Así lo analizó la directora de Zuban Córdoba & Asociados: “El Presidente no tiene ninguna buena noticia para comunicar y no solo no tiene buenas noticias sino que además
no muestra empatía a la hora de comunicar. No hay una red de contención para todas las medidas que están planteando llevar adelante. Todo es sacrificio, sacrificio, sacrificio, con la promesa de ver una luz al final del camino”.
En esa línea, Haime insistió: “¿Cuánto tiempo puede sostener ese discurso sin el apoyo de organizaciones sindicales, sociales y políticas? Macri lo supo sostener durante uno o dos años. Uno entiende que los tiempos son más cortos. Es una situación muy complicada, el propio gobierno lo dice”.
Por su parte, Marangoni explicó que “el discurso de Milei
tiene una gran ventaja: se expresa en 10 segundos. Él te dice que ‘no hay plata porque se la robaron los políticos corruptos desde el Estado’ y que ‘hay que hacer un esfuerzo que va a doler, pero después vas a estar mejor’. Ahí está toda la narrativa oficial”.
“La ventaja del mensaje es que es muy claro, lo entiende desde el más humilde y el menos instruido de los argentinos hasta el que tiene un posdoctorado. Te queda claro cuando alguien te dice ‘no hay plata’. Ese argumento que se presenta como simple, sólido y contundente puede enfrentarse a que alguien te diga que si no hay plata la tenés que buscar o que si ‘no tenés no me recortes a mí’”, advirtió el ex director de BaPro.
De esta manera, se vuelve a reflotar la gran pregunta: ¿hasta cuándo la sociedad soportará el ajuste del Gobierno?; ¿hasta cuándo Milei podrá sostener su discurso austero? En este momento, hay más preguntas que certezas, pero de lo que no hay dudas es que ese famoso cheque en blanco puede romperse en cualquier momento.