El empresario
, Antonio Aracre, conocido por ser el CEO de Syngenta para Latinoamérica Sur desde 2011 y que decidió dejar el mundo corporativo para dedicarse a la política, reconoció que el sector empresario debería involucrarse más en la economía y consideró que los empresarios no quieren “pagar los costos” del compromiso político.
“Creo que deberíamos rever ese punto de la baja participación y el bajo nivel de opiniones por parte del empresariado, creo que tiene que ver con que la opinión pública está muy polarizada, por momentos agresiva, incluso en las redes sociales o en los medios de comunicación, y participar tiene un costo”.
“Y bueno, los argentinos estamos muy acostumbrados a los beneficios, a recibir los beneficios, pero no a pagar los costos. Y en general, bueno, esto es antipático, verse reflejado en alguna parte de la sociedad que no le gusta lo que decís y que te trata mal o te insulta. Y bueno, muchos prefieren correrse de ese lugar”, lamentó en una entrevista con
Radio Rebelde.
EL COMPROMISO EMPRESARIO
En este sentido, consideró la importancia del involucramiento del sector empresario en relación a su rol e influencia sobre la política económica y explicó que
“normalmente la teoría del consenso es por la cual vos te juntas con los protagonistas de la toma de decisiones y tratas de persuadirlos de que lo mejor para el bien común es hacer tal o cual cosa. Si tenés suerte, logras un acuerdo, pero es un acuerdo si crees en la palabra cuyo cumplimiento depende mucho de la buena voluntad que tengan las personas que lo llevan a cabo”. “En la Argentina esto es complicado, te diría. La palabra está bastante desgastada”, lamentó.
“Me parece que apuntar, después de todos estos tres años, a seguir apostando en la buena voluntad de nosotros los empresarios. Y… a esta altura me parece un poco ilusorio”
“También están los que pensamos que -en un proceso como el que está hoy la Argentina en términos inflacionarios-, no da para acuerdos voluntarios, sino que lo único que cabe es una decisión central, desde un gobierno que tome decisiones, y establezca adecuadas penalidades para quien incumple las medidas por un plazo corto y predeterminado. Un gobierno que tenga la suficiente capacidad de ejecución y control para asegurarse que eso efectivamente se lleve a cabo. Me parece que apuntar, después de todos estos tres años, a seguir apostando en la buena voluntad de nosotros los empresarios. Y… a esta altura me parece un poco ilusorio”, señaló.
INFLACIÓN
Con respectos al tema de la inflación, analizó que la dinámica de la misma varió con los años: “Hoy es diferente a la que teníamos un año atrás. Es decir, hace un año teníamos una inflación alta de alrededor del tres, tres y medio por 100 mensual, lo que significa un 40 o 50% anual. Hoy estamos en torno a entre un seis y un 8% mensual que lleva a una inflación de tres dígitos por encima del 100% anual. Esa dinámica es distinta”.
“En este contexto vos necesitás hacer un plan de shock. Algo que -asimilándolo al sistema biológico- sería lo que en un proceso hemorrágico es un torniquete: lo primero que tenés que hacer es detener el drenaje de sangre y después ves como curar la infección o las causas de esa hemorragia”.
“Acá lo primero que hay que hacer es un congelamiento masivo de todas las de todos los precios de la economía, no solamente de los bienes y servicios, sino también los del trabajo. Lo de las tarifas, lo del dólar por seis meses. Por supuesto, con una previa ecualización, es decir, asegurarse que en el momento que haces eso tenés todos esos precios de la economía lo suficientemente actualizados como para poder afrontar ese proceso de shock que vas a tener por seis meses, que como digo, no va a corregir 100% todas las distorsiones, pero sí va a permitir desandar este proceso tan nocivo y tan vicioso que es el de la indexación. Luego, por supuesto, será fundamental seguir corrigiendo los desequilibrios macroeconómicos y bajar lo más posible el déficit fiscal, dejar de emitir todo lo que se pueda. Pero está claro que ni la emisión ni el déficit fiscal que Argentina tiene hoy son las causas de un 100% de inflación”, reflexionó.
DÓLARES
Para cerrar se refirió a la cuestión de los dólares, y al referirse al déficit externo y a la disponibilidad de dólares crónico, indicó que “en los últimos 50 años, que se desataron crisis de corridas cambiarias profundas, esporádicamente y en ese contexto, mal que les pese a todos los economistas liberales -a los que respeto-, quedó demostrado que no te queda otra que administrar esos recursos escasos hasta que quizás dentro de tres cinco años Vaca muerta, gas natural licuado, litio, minería, nos agreguen 20.000, 30 mil millones de dólares adicionales de exportaciones y podamos resolver ese déficit externo en el corto y mediano plazo”.
“No nos queda otra alternativa que administrar, porque administrando eso, permitimos que aquello que realmente es muy necesario, como las importaciones de productos básicos para la producción, alimentos, medicamentos, fluya con un costo razonable y todas aquellas cosas que no son imprescindibles para la canasta familiar de los argentinos, como pueden ser los los viajes al exterior, los productos suntuarios, etcétera fluyan con otra cotización que administre esas prioridades de otra manera, no que las prohíban, pero que le ponga un costo diferente”, consideró. Al tiempo que describió que “eso se llama desdoblamiento cambiario”. “Es una herramienta de tipo monetaria. Cuando vos tenés justamente estos problemas de déficit externo y, honestamente, lo que hay que hacer en el mediano plazo: trabajar para que todas nuestras fuentes de exportaciones adicionales se aceleren y nos permitan salir de ese problema. Pero en el corto no te queda más que desdoblar”, finalizó.