Una nueva investigación del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel, reveló que los ataques a la Embajada de Israel y a la AMIA en Argentina fueron realizados por una célula de Hezbollah sin ayuda de funcionarios argentinos o agentes iraníes en Buenos Aires.
Además, cuenta de manera minuciosa cómo se planearon los atentados. Por ejemplo, relata que los explosivos se introdujeron de contrabando en la Argentina en botellas de champú y cajas de chocolate. Todo se realizó a través de vuelos comerciales.
Sin embargo, en una de las cuestiones que hace hincapié la investigación es que los resultados contrarrestan las antiguas afirmaciones de Israel, Argentina y Estados Unidos de que Teherán tuvo un papel operativo sobre el terreno. También rechazan las sospechas de Argentina de que funcionarios y ciudadanos locales fueron cómplices. Sin embargo, el Mossad ratifica que, a su entender, Irán, que respalda a Hezbollah, aprobó y financió los atentados y suministró el entrenamiento y el equipo.
Según el servicio de inteligencia israelí, tanto el ataque a la AMIA como el de la embajada de Israel en Buenos Aires fueron perpetrados por Hezbollah en venganza por las operaciones israelíes contra la milicia chiita en Líbano. Las conclusiones marcan que el grupo terrorista de Irán utilizó una infraestructura secreta que construyó por años en Buenos Aires y otros lugares de Sudamérica para preparar y realizar los ataques.
Además, la investigación reveló que los productos químicos utilizados para fabricar las bombas fueron adquiridos por una empresa comercial creada por Hezbollah para encubrir sus operaciones en Sudamérica.
Un dato clave al que llegó el Mossad es que los responsables de los dos atentados están vivos y residen en el Líbano. Es decir, además de que nunca fueron llevados ante la Justicia, tampoco murieron en los diversos ataques que Israel realizó contra Hezbollah.
Dos sospechosos, contra quienes se emitieron alertas rojas de Interpol, están identificados como agentes libaneses de Hezbollah. Y hay un tercero que es buscado por Estados Unidos. Además, el comandante de operaciones del grupo terrorista, Imad Mughniyeh, mencionado por la investigación del Mosad como jefe de la unidad que llevó a cabo los atentados, murió en una operación conjunta israelí y estadounidense en 2008.
Toda la información volcada en la investigación fue recopilada a partir de interrogatorios con sospechosos, vigilancia, escuchas telefónicas y agentes. Asimismo, las conclusiones de los informes internos fueron confirmadas en entrevistas realizadas este mes a cinco altos funcionarios del Mosad actuales y retirados.
También hay una fuerte autocrítica en el informe ya que el Mossad reconoce que no pudo anticipar ninguno de los ataques. Sobre todo el segundo, el de la AMIA, que fue muy similiar al de la Embajada y fue realizado por el mismo grupo. Esto lo atribuyen a que Hezbollah se vio superado por el ejército israelí en el Líbano y, por eso, la agrupación terrorista comenzó a construir unidades encubiertas en diferentes partes del mundo para ampliar su alcance y atacar a israelíes u objetivos judíos.
Los hallazgos del Mossad afirman que debido a que la red operativa de Hezbollah “no fue expuesta y neutralizada después del ataque a la Embajada de Israel”, esas mismas personas fueron utilizadas para “ejecutar un ataque aún más mortal” en el centro comunitario dos años después.
Tras los atentados se hicieron acusaciones que implicaban que funcionarios argentinos con simpatías ultraderechistas o neonazis podrían haber estado involucrados. Pero los hallazgos del Mossad concluyen que no hay evidencia para sustentar esas afirmaciones. “Solo los operativos de la unidad de operaciones exteriores de Hezbolá participaron en el atentado, sin ninguna colaboración de ciudadanos locales”, indica la investigación.
Respecto a la responsabilidad de Irán, el informe del Mossas cita las pesquisas del fiscal Alberto Nisman, que indicaban que Teherán aprobó los dos ataques. De hecho, en 2007, por pedido del fallecido fiscal, Interpol emitió alertas rojas contra altos funcionarios iraníes, incluido Ahmad Vahidi, quien actualmente es ministro del Interior de Irán.
Argentina, Israel y Estados Unidos llevan mucho tiempo acusando a funcionarios de la Embajada de Irán en Buenos Aires de haber colaborado en los atentados con ayuda material y organizativa. Teherán ha negado repetidamente las acusaciones. Sin embargo, la investigación del Mossad determinó que Irán no participó en la perpetración de los ataques ni en dar asistencia a los agentes.