La inclusión de temas ambientales en la agenda política se convirtió en una demanda social urgente en la Argentina. El medio ambiente aqueja problemas que no pueden esperar, ya que el cambio climático incrementó la frecuencia de ciertos fenómenos. De esta manera, las medidas que tome el Gobierno no sólo deben ser a corto plazo sino también a futuro, con el objetivo de consolidar un proyecto sostenible en el tiempo.
De todas maneras, no a todas las problemáticas ambientales se le puede atribuir su razón por el cambio climático. Actividades como la megaminería y la explotación petrolera off shore en las plataformas marítimas puede representar un problema en sí por su impacto en el ambiente.
INCENDIOS FORESTALES
En el último tiempo, los incendios forestales se llevan todas las miradas debido a la cantidad registrada, el número de hectáreas afectadas y las zonas en los que ocurren. En las últimas semanas, el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) dio cuenta de focos activos en las provincias de Chubut, Buenos Aires, Río Negro, San Luis, Santa Fe, Salta, Formosa, Mendoza y La Pampa.
Al respecto, el secretario de Control y Monitoreo Ambiental de la Nación,
Sergio Federovisky, expresó a
Política Argentina su preocupación:
“Hoy tenemos una temporada de verano muy compleja con incendios repartidos, que incluso alcanzan áreas que normalmente en esta época del año no estaban afectadas por el fuego”.
Un ejemplo son las provincias del litoral, como Corrientes, Entre Ríos o Misiones, en las que normalmente no es una temporada de fuego para esas regiones. En ese sentido, el cambio climático es un factor importante para entender por qué están ocurriendo con frecuencia estas problemáticas y afectan regiones que antes no se veían afectadas, pero no el único.
Juan Rivera, doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos e investigador asistente en hidroclimatología del CONICET, analizó la incidencia del accionar humano y las condiciones climáticas en la generación de incendios forestales.
“Los incendios tienen un componente humano. Es decir los que son generados a propósito. Pero lo que sí podemos analizar es si ese fuego estuvo consumiendo un mayor porcentaje de área porque el cambio climático generó una condición de sequía excesiva que permitió la propagación de ese fuego”, planteó para
Política Argentina.
En esa línea, el especialista ejemplificó: “Lo que pasa con los incendios naturales que se dan en la Patagonia típicamente por tormentas eléctricas, es que para que se genere una tormenta se necesita de una energía disponible en la atmósfera. Un mayor calentamiento de esa atmósfera me va a estar generando una mayor energía para generar tormentas convectivas”.
“No le podemos atribuir al cambio climático la generación de incendios pero si pensamos cambios a largo plazo, en los últimos 60 años se ha incrementado la frecuencia de incendios que podría atribuirse a cambios en la circulación atmosférica”, resaltó.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) determinó que “la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”, lo que produjo “cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera”.
En este escenario, lo que pueda realizar el poder Ejecutivo y Legislativo debe estar enfocado en la prevención o en contrarrestar los efectos adversos. Ante eso, el Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema) de Argentina y el Ministerio de Ambiente declararon a fines del 2021 en todo el territorio la emergencia ígnea por un plazo de 12 meses, dado el "riesgo extremo" de incendios de bosques y pastizales.
“Fue una decisión que adoptó el Presidente ante una motivación que tuvo el Ministerio de Ambiente para poder desplegar recursos adicionales, extraordinarios ante una situación claramente adversa. Todo aquello que el Estado pueda desplegar sobre el territorio bienvenido sea y toda la articulación que se pueda hacer con todos los organismos públicos es necesario en este caso”, señaló Federovisky ante ese medio.
A su vez, afirmaron desde el Ministerio de Ambiente que
durante enero se inaugurarán los primeros cinco Faros de Conservación en el Delta, estaciones de monitoreo que cuentan con cámaras de detección de humo y calor. A lo largo del año replicarán esto en la Patagonia, Córdoba y San Luis.
En esa línea, el viceministro de Ambiente recordó también otras medidas que se tomaron desde la cartera ambiental. ”Desde los dos años de gestión hemos logrado robustecer de manera inédita por ejemplo el plan nacional del manejo del fuego y también pusimos en el centro de la gestión la cuestión vinculada a los residuos sólidos urbanos”, resaltó.
Por otra parte, se destaca la necesidad que ambientalistas señalan como urgente en cuanto a la sanción de la Ley de Humedales, que desde el 2013 se vienen presentado iniciativas similares en el Congreso, pero no avanzaron sus tratamientos en el recinto.
“Es prioritario avanzar con la ley. Los humedales son esenciales para vivir en nuestro planeta, con un indudable valor biológico, ecológico, cultural y social, pero también son una de las ecorregiones que mayor riesgo corren”, planteó la diputada nacional de Juntos por el Cambio, Camila Crescimbeni.
En tanto, la legisladora que milita en las filas del PRO le adelantó a
Política Argentina que la oposición ya está trabajando en ese proyecto de ley para incluirlo en la agenda parlamentaria 2022, con eje en el establecimiento de presupuestos mínimos de protección y conservación de los humedales.
“No existen dudas de que el Congreso tiene que discutir sí o sí la ley de presupuestos mínimos que proteja los humedales. El objetivo debe ser integral, abarcando todos los aspectos presentes a la hora de hablar de desarrollo sostenible. Queremos y debemos proteger el ambiente, pero también movernos en el terreno de la sostenibilidad económica y por tanto social”, resaltó.
Asimismo, manifestó que
desde la oposición también están discutiendo el fortalecimiento del ecosistema de Triple Impacto; la Ley de envases; Reducción de plásticos de un solo uso; Ley de economía circular/economía verde; Gestión de neumáticos fuera de uso (que tiene media sanción del Senado y vigencia), y proyectos de eficiencia y transición energética.
EXPLOTACIÓN PETROLERA OFFSHORE Y MEGAMINERÍA
Los cambios en la matriz energética son señalados como algo necesario en la Argentina. Así lo planteó Julián Tobal, representante de la Red de Universitaries por la Crisis Climática, quien indicó al mismo tiempo la complejidad de ir hacia una transición energética.
“Es un tema muy complejo la explotación petrolera offshore porque por un lado tiene efectos en el ambiente, en los ecosistemas marinos, y por el otro hay que entender que para desarrollarnos en el contexto en que nos encontramos, no estamos en la posibilidad de dejar de usar de la noche a la mañana combustibles fósiles”, sostuvo para
Política Argentina.
De todas maneras. agregó:
“La cuestión para ver es si seguimos apostando por estas energías o cómo hacemos una transición energética ordenada, donde podamos empezar a diversificar nuestra matriz y depender cada vez menos de esos combustibles”.
Sobre el cierre del año, el Gobierno habilitó la explotación petrolera en tres zonas que se ubican, en uno de los casos, frente a las costas de Mar del Plata. Así lo confirmó mediante la Resolución 436/2021, publicada el 30 de diciembre en el Boletín Oficial.
Al respecto, Federovisky informó que
“la explotación offshore fue una decisión de la Secretaría de Energía en el marco de identificar cuál es el potencial de recursos de hidrocarburos que tiene la Argentina sin explotar. Es decir, conocer cuál es el stock de esos recursos para poder elaborar estrategias vinculadas a lo energético”.
Sin embargo, la medida generó repercusión en un sector de la población marplatense, que llevó adelante diversas protestas en la ciudad balnearia. “Vecino, vecina, no sea indiferente, instalan petroleras en el mar que es de la gente”, señalan algunos carteles en los principales accesos a Mar del Plata. Incluso hubo algunas protestas y una campaña de una reconocida organización ambiental internacional con actores "empetrolados".
Consultado por los reclamos, el viceministro de Ambiente expresó que “está muy bien que la sociedad y las organizaciones ambientales en particular respondan con las inquietudes y los temores que tienen respecto a eso".
“El Estado está para dar respuestas”, enfatizó, y adelantó que
“una vez conocido el resultado de la exploración recién ahí se podrá discutir eventualmente su explotación, con qué modalidad se realizará y en qué momento”.
Este tipo de actividades no es la única en el ojo de la tormenta de manifestantes autoconvocados y organizaciones internacionales. El Gobierno de Chubut tuvo que dar marcha atrás en diciembre a la ley de zonificación minera debido a las fuertes protestas de organizaciones ambientalistas.
Dicha iniciativa autorizaba la "diversificación productiva" en los departamentos de Gastre y Telsen, del interior provincial, con la habilitación de la explotación de los recursos sin cianuro.
La nueva zonificación iba a permitir el desarrollo del denominado Proyecto Navidad, un yacimiento de plata considerado de los más importantes del mundo, lo que implicaba una inversión superior a los USD 1.000 millones.
No obstante,
es sabido el impacto ambiental que ocasiona la actividad minera, como por ejemplo la contaminación del agua y el uso excesivo de este recurso.
“El mayor riesgo para la generación de minerales es que se utilizan millones y millones de litros de agua, y justamente si hablamos de un bien que es escaso ahí empiezan a pelear dos fuerzas. Para quién es el agua, si para la sociedad o la industria. Hay un riesgo de contaminación del agua sobre todo cuando las mineras se ubican en las sientes de los principales ríos. Ahí se puede contaminar todo el curso del agua que puede afectar a poblaciones enteras”, señaló el especialista Juan Rivera a este medio.
AGUA Y OLA DE CALOR
En la Argentina se consumen en promedio 350 litros de agua por persona, cuando el promedio mundial es de 300 litros por persona, de acuerdo a un informe. Es decir, que estamos en un 50% por encima del promedio mundial de consumo de agua corriente por persona.
El derroche de este recurso es monitoreado por la cartera de Ambiente, que apunta a la “concientizaciòn de la población y al trabajo activo con las empresas proveedoras de agua corriente para garantizar mejoras en el servicio”.
“Hay un esquema de derroche que tenemos fuertemente que combatir y que en el caso particular de esta ola de calor, que es resultado directo del cambio climático, resulta imperativo evitarlo. El agua tiene que estar destinada para garantizar la supervivencia de quienes son más afectados por la ola de calor”, planteó Federovisky.
Consultado por la posible escasez del agua, el funcionario manifestó que no se puede "tomar al país como un todo porque hay un sector de la Argentina, aproximadamente un tercio de su territorio que tiene disponibilidad de agua, con la Cuenca del Plata, del Paraná, del Uruguay y Pilcomayo".
Sin embargo, precisó que "al mismo tiempo dos tercios del territorio están sometidos a la aridez histórica, como la Patagonia, la meseta patagónica, el centro de la Argentina y las provincias norteñas cordilleranas”, por lo cual "la escasez del recurso es una realidad salvo que lo miremos sólo desde la realidad de Buenos Aires”.
Por otra parte, Rivera se refirió a la ola de calor que atraviesa el país, al revelar que
“las proyecciones de cambio climático indican que en el sur de sudamérica la frecuencia de estos fenómenos se van a incrementar a lo largo del tiempo”.
“No solo hablamos de olas de calor sino también noches tropicales donde la temperatura mínima se mantiene por encima de un determinado valor y con un impacto en las personas”, destacó, y lo adjudicó a las emisiones de gas invernadero.
En ese sentido, alertó: “
El hecho de no limitar la emisiones de gas invernadero hace que la temperatura del planeta se incremente a lo largo del tiempo, y el problema es que empecemos a cruzar umbrales de temperatura como el definido en el acuerdo de París que es de 1 grado por encima de los niveles pre industriales, en el que ya se ponen en riesgo la supervivencia de distintas especies”.
En esa misma línea, Julián Tobal reiteró sobre las consecuencias a corto y largo plazo por el cambio climático.
“A corto plazo ya empezamos a ver una ola de calor. Hay un aumento en la frecuencia de estos fenómenos. Entonces tenemos más eventos de calor extremo, sequías, lluvias muy intensas en ciertos lugares. A largo plazo podemos tener aumentos de precipitaciones en las zonas centro-pampeanas, sequías fuertes en la Patagonia que pueden ocasionar fenómenos de desertificación y podemos tener muchos problemas con respecto al agua”, detalló.
Ante este escenario, los entrevistados coincidieron en la necesidad de un proyecto a largo plazo, pero también la toma de medidas urgentes.
“Tenemos un compromiso de profundizar la gestión para que la política pública en materia ambiental sea una realidad constante y no dependa de la buena o mala voluntad de un gobierno de turno. Todavía falta muchísimo por recorrer pero tenemos la sensación de que estamos en el camino correcto”, aseguró el viceministro de Ambiente.
De esta manera, la agenda ambiental llegó para quedarse. Las problemáticas que afectan a la Argentina no pueden esperar. El ciudadano desde su lugar puede contribuir a mejorar la situación, pero la respuesta debe provenir desde los altos cargos.