28.08.2021 / Informe

Desarrollo sostenible, el posible impacto del cambio climático en Argentina y el país post-pandemia

En el marco de la salida de la pandemia y tras las alarmantes novedades sobre el cambio climático en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera, Argentina se prepara para participar de un nuevo “Green New Deal”. Las propuestas del Frente de Todos, la mirada desde la gestión y qué dicen los expertos en medio ambiente.

por Morena Marcos




El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) determinó que “la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”, lo que produjo “cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera” que no tienen precedentes en los últimos siglos.

Ante ese panorama planetario, descuidado por muchos sectores, se disparan múltiples interrogantes para visibilizar y analizar desde este suelo: ¿Cómo se ven reflejados estos cambios en la Argentina y en la región? ¿Qué podemos esperar en los próximos años? ¿Cuáles son las claves para revertir esta situación? ¿Qué visión tiene el Frente de Todos? ¿Qué proyecta el Gobierno nacional desde la gestión de cara a la salida de la pandemia?


DAÑO CASI IRREVERSIBLE

El mencionado informe señala que se registra un aumento en las temperaturas medias en América Central y del Sur y se espera que continúen subiendo a una velocidad mayor al promedio global. En cuanto a las lluvias, se esperan aumentos en el sur este del continente y disminuciones en el sur oeste, especialmente en la zona andina. El nivel del mar se ha elevado a una velocidad mayor que la media mundial en el Atlántico Sur y se considera muy probable que siga aumentando, lo que puede contribuir a aumentos en las inundaciones. El informe divide a América Central y del Sur en 8 subregiones.

Para el sureste de Sudamérica, que incluye la zona centro y norte de la Argentina, se registran aumentos de precipitaciones medias y extremas. Por su parte, el estudio proyecta aumentos en la intensidad y la frecuencia de las lluvias y las inundaciones. En tanto el extremo sur del continente, que coincide con el área patagónica, se proyecta aumento de la sequía agrícola y ecológica para mediados del siglo XXI. Se estima, al mismo tiempo, que se producirán, estas sequías y también aumentos en la intensidad y la frecuencia de lluvias extremas e inundaciones. Y con respecto a la cordillera de los Andes, se espera que continúe la pérdida de volumen de los glaciares y el deshielo del permafrost, lo que puede provocar importantes reducciones en los flujos de los ríos e incluso inundaciones repentinas de gran magnitud por los lagos glaciares. Además, se proyecta que aumentará la combinación de condiciones cálidas, secas y ventosas que conducen a incendios forestales.

Estos datos alarmantes y preocupantes son una muestra de evidencia científica de que el calentamiento global existe, pese a que el tema se convirtió en parte de la agenda negacionista de algunos sectores de extrema derecha, como recientemente dijo públicamente uno de los referentes locales, como Javier Milei.



Exponen también que los desastres naturales que estamos viendo tienen que ver directamente con ese calentamiento global y que la acción humana es causa directa del cambio climático. El Cambio Climático es una realidad innegable.

Al respecto Política Argentina consultó a diferentes expertos y referentes sobre el tema que desde su mirada específica brindaron aportes para repensar la “reactivación económica” que encara el país en el umbral de la salida de la pandemia por coronavirus, en el marco de la necesidad de un “Green New Deal” a nivel mundial y con miras a un desarrollo productivo y de consumo sostenible como única opción posible en el mundo pospandémico.

Juan Rivera, doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos e investigador asistente en hidroclimatología del CONICET, se refirió a las particularidades del impacto climático en Argentina y la ocurrencia de los fenómenos climáticos extremos como olas de calor, eventos de precipitaciones torrenciales y sequías, entre otros.

“El país ha evidenciado un incremento en la temperatura media a lo largo de las últimas décadas, mientras que los cambios en las precipitaciones presentan un patrón espacial más heterogéneo pero con dos regiones con cambios importantes: el centro-este del país, con incrementos en los totales anuales de precipitación (en particular en los meses de verano), y la región cordillerana entre 30° y 45° de latitud sur, con una tendencia hacia menores acumulados de precipitación (en particular en los meses de invierno)”, precisó, con datos, Rivera.

Hay que lograr el objetivo de cero emisiones netas de dióxido de carbono para el 2050



En este sentido, el experto fue consultado acerca de los posibles escenarios que le esperan a nuestro país en este marco y para pensar en los más “optimistas”, Rivera sostuvo que “requieren un compromiso por parte de los países en pos de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual requiere acciones inmediatas y a gran escala, de forma de lograr el objetivo de cero emisiones netas de dióxido de carbono para el 2050”.

Asimismo precisó que se necesitan fuertes reducciones en otras emisiones de gases de efecto invernadero: entre estos, las reducciones de metano, junto con “los estrictos controles de contaminación del aire” beneficiarían tanto al clima como a mejorar la calidad del aire.

Esto de manera que se entienda que la reducción de emisiones tiene que ser parte de una “acción global” y no sólo local. “Pensando en que si queremos que de acá a fin de siglo la temperatura global supere el menor tiempo posible el valor de 1.5°C por encima de los valores pre-industriales, necesitamos reducciones rápidas en las emisiones de gases de efecto invernadero", enfatizó.

Y explicó que "Argentina tiene que hacer lo mismo, los compromisos que asumió en la ratificación del acuerdo de París no son suficientes, con lo cual debe proponer acciones más ambiciosas respecto a la reducción de gases de efecto invernadero”, según sostuvo sobre la transversalidad de la causa y la importancia de que se piense en términos de políticas internacionales.


LA MIRADA DEL OFICIALISMO

En tanto, la titular del Foro Legislativo Ambiental y vicepresidenta de la comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, la diputada nacional por el Frente de Todos Daniela Vilar, coincidió con esa perspectiva integral al reconocer que “Argentina, como todos los países, tienen que tomar acciones urgentes para detener esta tendencia”.

Sin embargo, para ello aportó una mirada más global y geopolítica, al considerar que “es importante tener en cuenta que los compromisos y la asistencia tienen que ser acordes a las condiciones de cada país: los países más desarrollados son los que concentran el mayor porcentaje de emisiones de carbono”.

“Y los países como el nuestro, que históricamente influimos muy poco en el deterioro ambiental, estamos más expuestos y tenemos menos recursos para prepararnos frente a eventos climáticos extremos. Con lo cual, la agenda ambiental internacional tiene que partir de reconocer estas responsabilidades y necesidades diferenciadas”, ponderó.


LA DOBLE CRISIS

Es que en este punto marcó algo que viene siendo un común denominador en la mirada y la narrativa del Gobierno nacional, que es que la “doble crisis” de la que tiene que despegar el país para poder asumir otro tipo de medidas está vinculada no sólo a la cuestión sanitaria, sino a la degradación económica a la que se vio sometida la Argentina en los últimos cuatro años de políticas neoliberales.

“Además, nos toca afrontar esta crisis en un contexto de extrema vulnerabilidad económica, por la pandemia y por la enorme crisis que dejó el gobierno de Macri, expresada en los 45 mil millones de dólares de deuda con el Fondo Monetario Internacional”, sostuvo.

No obstante, insistió en la actitud necesaria ante la problemática y cuál es el camino: “A pesar de todo esto, Argentina tiene el compromiso de tomar acciones para ir hacia una transición ecológica, especialmente a través de la innovación tecnológica y la transformación de nuestra matriz energética”.

En este sentido, al referirse a algunas de las propuestas del oficialismo para encarar las políticas públicas con una mirada ambientalista, destacó el impulso de la producción de hidrógeno, una alternativa limpia que no emite gases de efecto invernadero. Mientras que también valoró que se generaron condiciones de competitividad para el litio: “Avanzamos en la fabricación local de baterías y en la promoción de una industria nacional de electromovilidad”.

Así destacó también la capitalización de las Industrias Metalúrgicas Pescarmona S.A.I.C. y F (IMPSA), algo que calificó como “pieza clave para la transición energética y el desarrollo nacional”, luego de que pasara a manos del Estado.

También ponderó la “política ambiental activa en el Congreso” con sanciones de leyes clave como la Ley del Fuego, el proyecto impulsado por Máximo Kirchner para combatir los incendios especulativos, la Ley Yolanda de capacitación ambiental en el Estado y la Ley de Educación Ambiental. Además marcó que desde el Foro Legislativo ambiental, el dispositivo participativo que el FdT armó en el Congreso “estamos impulsando proyectos en relación al fomento a la agroecología, la gestión sustentable de residuos y la preservación de áreas protegidas fundamentales para tener una mejor calidad de vida”.

“Pero solo vamos a poder avanzar en estas actividades productivas si tenemos espacio para invertir y favorecer su crecimiento. En este marco, la iniciativa impulsada por el Frente de Todos de canjear parte de nuestra deuda por acciones climáticas, es una propuesta muy oportuna y necesaria para impulsar el desendeudamiento y el desarrollo sostenible. Una respuesta integral como la que se necesita implica que se generen las condiciones para que nuestro país pueda reconvertir sus industrias y avanzar en una matriz energética limpia de una manera soberana e independiente. La propuesta de disminuir el peso de la deuda externa para favorecer la transición ecológica va por ese camino y debería ser una causa nacional”, enfatizó la diputada nacional.


LA GESTIÓN NACIONAL: TRANSICIÓN A LA SUSTENTABILIDAD Y LA ARTICULACIÓN FEDERAL

En otro orden, desde el Gobierno destacan que en el camino a los nuevos modelos productivos y de consumo la palabra clave es “transición” y la posibilidad para que ello ocurra tiene el camino de la “articulación federal” para luego pasar a una matriz mundial.

De esta forma, el Secretario de Control y Monitoreo Ambiental del Ministerio de Medioambiente y Desarrollo Sostenible, Sergio Federovisky, se refirió al proyecto de país sustentable y a las acciones de corto y de mediano plazo que se tienen proyectadas desde esa cartera.

“Las políticas públicas hacia el futuro -pensando en una reactivación económica y productiva pospandémica- tienen que estar insertas dentro del criterio de la transición (transición energética, ambiental, climática, productiva)”, enfatizó.



En esa línea, pidió superar el "sistema productivo insustentable", al que relacionó con el origen del coronavirus: “Tenemos que pasar de un sistema productivo insustentable que es el que nos llevó a la pandemia y reemplazarlo por otro más propio del siglo veintiuno pospandémico que entienda la sustentabilidad como el eje de ese programa económico productivo".

"En ese criterio se piensan las políticas sobre medioambiente en la futura Argentina: intentando que la renovación económica imprescindible para salir de la crisis tenga el eje de la sustentabilidad y no tenga el ello de una política con daño a la naturaleza implícito”, subrayó el funcionario.

Ejemplificó que al referirse a la transición, verbigracia “por ejemplo en la transición energética debe pasar de la matriz altamente dependiente de los combustibles fósiles a una dependiente o de mayor incidencia en las energías alternativas  y eso se hace con medidas de corto y mediano plazo”.

“El escenario que se abre para países como Argentina, requiere de desarrollar políticas de adaptabilidad para enfrentar esas consecuencias que ya estamos padeciendo desde el punto de vista social, económico y productivo”, remarcó Federovisky.

Estamos frente a un proceso casi irreversible, y el común denominador de las miradas expertas deja a las claras que es necesario y urgente un esfuerzo concreto de la comunidad internacional para hacer frente a las consecuencias del cambio climático y de sus consecuencias en el medioambiente.

Será necesario frenar o reducir los efectos de las emisiones de los gases de efecto invernadero, y adaptar la vida social, económica y productiva un nuevo gran contrato ambiental a nivel internacional. El mundo ya es diferente al que nos vio nacer, el cambio climático es un hecho innegable que requiere de medidas concretas y estrategias de acción que reconozcan que el único desarrollo del sistema productivo y de consumo a futuro es uno sustentable y con perspectiva ambiental a nivel global.