Este viernes falleció el
príncipe Felipe, Duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II de la corona británica, a los 99 años de edad.
"Con profundo pesar, su majestad la reina ha anunciado la muerte de su amado esposo, su alteza real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo", anunció en un comunicado el
Palacio de Buckingham el fallecimiento del hombre fuerte de la familia Windsor.
Con más de cinco títulos honoríficos y doce condecoraciones, entre las que se destaca el
"Collar de la Orden al Mérito de Chile", Felipe se hizo presente en Argentina en 1962, año en el que se consumó el golpe de estado cívico-militar que destituyó al presidente Arturo Frondizi.
El escenario político se encontraba tensionado por la proscripción al exmandatario y líder del partido Justicialista,
Juan Domingo Perón, quien se había exiliado en España desde 1955 tras la irrupción de la
Revolución Libertadora comandada por Pedro Eugenio Aramburu.
Frente a un gobierno nacional debiltado y con los resultados de las elecciones provinciales que se desarrollaron el 18 de marzo con el regreso del peronismo como el partido triunfante, las FF.AA. dicieron poner fin a la administración del radical; tiempo en que
Felipe se encontraba en el país.
Ante la inestabilidad política y social, desde el Palacio real y el Foreign Office le exigieron al duque de Edimburgo que saliera "inmediatamente de Argentina", solicitud que fue rechazada por el marido de "Lilibeth".
GOLPE DE ESTADO Y ROL DE LA FAMILIA BLAQUIER
La finca
"La Concepción" ubicada en la localidad bonaerense de Lobos y perteneciente a
Malena Nelson Hunter de Blaquier, una de las mujeres más poderosas de la aristocracia local e integrante de familia dueña de los ingenios azucareros del norte argentino, fue el lugar elegido por Felipe para refugiarse ante el clima caótico.
"Felipe compartió la granja con mis hijos y yo, además del matrimonio que nos cuida. Era muy simpático, un hombre muy gracioso, atento, tranquilo", recordó Malena en una entrevista gráfica. "Lo único que me une al duque es nuestra pasión por el polo", continuó al negar los rumores de amorios con el Duque de Edimburgo.
La amistad que los unió data de los reiterados viajes que realizó la viuda de Silvestre Blaquier a Windsor,
"por el polo" y el "gran atractivo" por los caballos.
Cuatro años más tarde, el príncipe volvería a pisar suelo argentino en 1966, al encabezar la comitiva de negocios, que recorrió, entre otros puntos, la
provincia de Santa Fe.