En la Argentina, ni propios ni ajenos a
Juntos por el Cambio podrían negar que sus principales dirigentes criticaron y critican vehementemente la ley impulsada por el Gobierno conocida como
Aporte Solidario Extraordinario, más conocida como "impuesto a los ricos" y que implica que las 13 mil personas más ricas del país paguen un 2% promedio de sus bienes por única vez por la pandemia. Tampoco podría ser desmentido que desde el mismo espacio son reacios a los
incrementos salariales por encima de los precios que promueve el
Frente de Todos, siempre desde una mirada que promueva aminorar el déficit fiscal y prevenir la inflación, tres cosas que en las que no tuvieron éxisto durante los cuatro años de gestión de Mauricio Macri.
Sin embargo, parece que ser que
muchos países desarrollados del mundo están tomando esas medidas eventuales ante la crisis económica y social provocada por la pandemia: es que
al conocido plan de Joe Biden para impulsar en EEUU cuatro aumentos de impuestos para recaudar unos $ 1.8 billones para pagar infraestructura y asistencia social, ahora se suma la decisión de la primera ministra de Nueva Zelanda de incrementar el impuesto a los ricos y los salarios mínimos en un mismo día.
Jacinda Ardern, la titular del Poder Ejecutivo neozelandés, saltó al primer plano a nivel mundial con la pandemia. La primera ministra activó, a riesgo de ataques del establishment, dos medidas económicas a partir de hoy, 1 de abril: aumentó el salario mínimo y elevó el impuesto a la riqueza.
En el primer caso, es decir salario mínimo, los trabajadores pasan a cobrar de 18,90 dólares neozelandeses (11,27) la hora a casi unos 20 dólares de ese país (11,93 euros). La medida alcanza a unos 175.500 trabajadores, e implica un incremento general de uno 216 millones de dólares NZ (128.615 millones de euros).
A su vez, Ardern llevó el impuesto a la riqueza del 33% al 39%. Desde abril de 2021, pasan a pagar este impuesto quienes ganen anualmente desde 180.000 dólares NZ (107.316 euros). Según informó el gobierno, en Nueva Zelanda un 2% de la población está comprendida por el aumento del impuesto a la riqueza. Son poco más de 100 mil neozelandeses.
Con el aumento del impuesto a los más ricos, el gobierno espera sumar a la recaudación fiscal de 2021 unos 550 millones de dólares NZ (328millones de euros), y en 2024, unos 634 millones (378 millones de euros). Antes de que estallara la pandemia del coronavirus, la OCDE ( Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) destacó a Nueva Zelanda como uno de los cinco países del mundo con el salario mínimo más alto. Esto fue hasta 2019.
Por su puesto,
no fueron gratuitas estas decisiones de la primera ministra, como ocurre con las determinaciones que toma el Frente de Todos y son criticadas por Juntos por el Cambio. La oposición en Nueva Zelanda es liderada por el Partido Nacional, que maneja modos y conceptos similares a la línea dura del PRO o el sector liberal de José Luis Espert y Javier Milei en Argentina.
Allí,
categorizaron como “vandalismo económico” a la aplicación del aumento del salario mínimo que estipuló Ardern. El fundamento de la oposición es que es un “aumento drástico” en un marco de incertidumbre económica.
No obstante, a la primera ministra modelo por el manejo de la pandemia no le tembló el pulso y aplicó el aumento salarial y el subió el impuesto a la riqueza en 24 horas. Ardern tiene un país de unos cinco millones de habitantes con, por ejemplo, tasas altas de pobreza infantil, y un costo de las vivienda que impide el acceso a la casa propia.
Por la extensión de la pandemia el coronavirus, ya en 2020, Jacinda Ardern atendió sugerencias para evitar tanto la desocupación como el cierre de empresas. Y una de esas sugerencias también la llevó a las primeras planas del mundo: la de la semana laboral de cuatro días. “Escucho a muchos diciendo esto, pero considero que en última instancia, son empleadores y empleados quienes deberían acordar qué es lo mejor. Como dije, aprendimos mucho sobre Covid y la flexibilidad de las personas que trabajan desde casa, y la productividad que esa modalidad genera”, señaló en 2020.
EL CASO BIDEN - EEUU
Más allá de que aún restan definirse ciertas diferencias internas en el partido demócrata y negociaciones con los republicanos,
el presidente estadounidense Joe Biden se está preparando para impulsar cuatro aumentos de impuestos para conseguir fondos por alrededor de $ 1.8 billones que le servirán para financiar programas de infraestructura y una red de seguridad social, según fuentes oficiales a Axios.
Si bien, como se sostuvo anteriormente, restan definiciones de negociaciones, las prioridades que impulsaría Biden son: el ítem que más aumentaría es la tasa corporativa, que pasaría del 21% al 28% y equivale a recaudar USD 730 mil millones en 10 años, según el Centro de Política Fiscal; imponer un impuesto mínimo global sobre las ganancias de las subsidiarias extranjeras, por unos USD 550 mil millones; y gravar las ganancias de capital como ingresos regulares para los ricos y gravar las ganancias de capital no realizadas al fallecer, por unos USD 370 mil millones; volver la tasa individual máxima para aquellos que ganan más de USD 400,000 a la tasa anterior a Trump del 39.6%, para recaudar USD 110 mil millones.