En la víspera del 45 aniversario del golpe de Estado de 1976 que dio lugar a la última dictadura cívico-militar, el presidente Alberto Fernández destacó la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y trascendental rol de "plantarse ante los genocidas pidiendo justicia por sus hijos, haciendo lo que una sociedad aterrada no hacía durante la dictadura”, pero también instó a “continuar manteniendo viva la memoria” y seguir haciendo docencia en DDHH con los más jóvenes que en ocasiones "no entienden lo que ha sido la violencia perversa".
En un acto en el Museo Bicentenario, el jefe de Estado llamó a la sociedad toda a “seguir haciendo docencia con los jóvenes que nacieron en democracia y no saben lo que fue la violencia en aquellos tiempos” de la dictadura cívico-militar.
El mandatario distinguió a las reconocidas luchadoras por los derechos humanos Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo), Taty Almeida (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) y Lita Boitano (Familiares de desaparecidos y detenidos por razones políticas), con el premio Juana Azurduy.
Allí, Fernández recordó lo sucedido hace unas semanas, cuando en la protesta convocada por la oposición por las irregularidades descubiertas y castigadas por las vacunaciones irregulares contra el coronavirus un grupo de jóvenes militantes del PRO instalaron en las rejas de la Casa Rosada bolsas mortuorias con los nombres de distintas personalidades que fueron inmunizadas contra el Covid-19, entre las que se encontraban la titular de Abuelas de Plaza de Mayo.
“A veces me pregunto si no tenemos que seguir haciendo docencia porque muchos jóvenes no entienden lo que fue la violencia de la dictadura”, se preguntó el Presidente.
Y continuó: “Les quiero explicar a los más jóvenes que nacieron en democracia: hubo un tiempo que en la Argentina no existía la democracia y que se llevaron a gente inocente que pagaron con su vida el hecho de pensar distinto y otros terminaron perseguidos y exiliados”.
Sobre la labor de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, señaló: “En esa sociedad que estaba aterrada, apareció un grupo de madres que empezó a preguntarles a los dictadores genocidas dónde estaban sus hijos”.
“Fueron un conjunto de mujeres que tuvieron el coraje que no tuvo el resto de la sociedad", dijo y agregó que lo hicieron "en una gran soledad impulsado por su amor por su hijo o hija".
Acompañado por el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, el primer mandatario manifestó: “Las madres y las abuelas son un modelo a seguir por cada argentino o argentina. La sociedad la terminó viendo como un modelo de conducta, de lucha y compromiso reconocido por el mundo entero”.
Fernández concluyó: “Cada 24 de marzo es un día aciago para nosotros. Es tan importante mantener viva la memoria y saber lo que pasó y hacer docencia en los jóvenes, ya que en cada actitud en la que se glorifica la muerte se vuelve a abrir la llaga de una argentina que vivimos”.
La distinción "Juana Azurduy" fue otorgada a 70 mujeres que entregaron la mitad de su vida a la lucha para obtener justicia por los crímenes de lesa humanidad, perpetrados por la dictadura cívico militar, de los que fueron víctimas sus hijos, hijas, nietas y nietos. El premio fue entregado en el siguiente orden: Boitano, Almeida y Estela de Carlotto. Las tres hablaron después de recibirlo.
A su turno, Boitano dijo: "Gracias Alberto, gracias Néstor y Cristina. Le agradezco a la vida estar viva para poder estar acá con todo lo que implica la pandemia y los cuatro años de macrismo. Uno representa a la mujer. Las mujeres tenemos perseverancia". Nunca estuve más cerca de mis hijos como este año. No lo digo para llorar. No tenemos que dejar de luchar para que esto no se repita".
Almeida, por su parte, saludó "al doble Presidente, de la Nación y del PJ" y le dedicó el premio a su hijo Alejandro y a los 30.000 desaparecidos. "Como dijo `Horacito´, (porque yo le digo así) este año no vamos a salir a la calle porque los organismos de derechos humanos cuidamos la vida, pero ha habido una creatividad maravillosa".
Finalmente, llamó "a no bajar los brazos y a recordar. Este miércoles, pongan pañuelos en las plazas, en los balcones porque los pañuelos son los 30.000. Gracias Presidente porque estos reconocimientos son caricias para el alma".
Carlotto habló el último lugar. Habló de la emoción de estar presente. "Qué suerte que este lugar no fue destruido para poner un supermercado", arrancó. "Somos una parte muy grande de la historia. Llevamos el período más largo de democracia y hay que cuidarla. Hay que resolver los problemas con el concepto de la unidad", siguió.
"Nos han querido hacer perder la memoria, pero la historia no está escrita todavía y tenemos que conseguir la verdad absoluta para juzgar con la ley. La palabra venganza no existe en nuestro corazón. Tenemos amor", dijo. Y habló de las futuras generaciones y el rol central que tendrán "el día que no estemos".
Finalmente, recordó y expresó un deseo: "Cuando pusieron una bolsa cadavérica con mi nombre al final me dio pena porque son jóvenes los que lo hicieron. Estamos a tiempo de que los sueños de los 30.000 se hagan realidad. No perdamos el tiempo".
En el acto, estuvieron conectadas vía zoom desde diferentes puntos del territorio 40 Madres y Abuelas que reciben este reconocimiento oficial, en vida, por parte del Estado nacional.