A pesar de que aún no está imputado,
sí está denunciado y con la prisión de Susana Martinengo y el allanamiento a su secretario privado, Darío Nieto, el ex presidente Mauricio Macri está preocupado y por eso encara la elaboración de una estrategia legal con su abogado Pablo Lanusse, que ya recorre sets de TV para instalar la supuesta "persecución" de la que sería víctima el líder PRO bajo comando del kirchnerismo, en el marco de las múltiples causas de espionaje ilegal que lo tienen en el centro de la escena y con gran cantidad de pruebas y testimonios.
El allanamiento a Nieto, la negativa a un pedido de eximición de prisión que deja al ladero del ex mandatario en riesgo de cárcel y el temor a qué podrían declarar los espías detenidos y Martinengo afloraron los temores en el núcleo duro PRO. Oficialmente, Macri respondió a la causa judicial el domingo con un comunicado en que parece haber forzado a los dirigentes de Juntos por el Cambio:
"Un sector del oficialismo parece enfocado en enrarecer el clima político, con el aparente objetivo de conseguir la impunidad de ex funcionarios procesados o condenados por corrupción". Hubo modificaciones, agregados y borrones en ese texto, todo en solo 20 minutos. Eso mientras
Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Diego Santilli ya fueron aceptados por el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, como querellantes.
En privado y en público, los laderos de Macri -Patricia Bullrich, Laura Alonso o Miguel Ánge Pichetto- dicen el argumento obvio, es decir que la causa está "armada" y que, como publicó Página 12, hasta le "plantaron" como espiados a familiares suyos. Justo lo mismo que ocurrió cuando estuvo procesado en 2009 mientras era jefe de Gobierno porteño, expediente del que lo limpiaron ni bien asumió como Presidente.
"Alberto venía diciendo que no iba a haber una persecución política y la persecución hoy es bastante notoria: fueron por tres ex ministros y luego irán seguramente por Mauricio", hacen trascender en off en el ala "dialoguista" del PRO. De todos modos, temen que el escalón siguiente a Nieto, no sea Macri sino
Fernando de Andreis, ex secretario general de la Presidencia, es decir ya un dirigente y cargo de peso político propio.
En TV, Bullrich amplió el planteo y salió hasta a defender a conductores televisivos que podrían quedar implicados como consumidores de materiales del espionaje ilegal o incluso productores de este tipo de "información": "Sepan también que vamos a seguir defendiendo a los periodistas a los que hoy quieren convertir en espías", dijo la presidenta del PRO. Todos los medios señalaron estas semanas a
Luis Miguel Majul como "Pirincho", apodo que los ex agentes usaban para hablar de un conductor de América.
"Esto no es un ataque contra mí, es un ataque contra Mauricio Macri y contra Juntos por el Cambio, contra nuestros valores, nuestra libertad y la República", dijo Nieto en estos días en La Nación, entrevistado por un periodista amigable. Y agregó, leal:
"Pongo las manos en el fuego por Macri. Yo en mi vida tuve una causa. Es la primera vez en mi vida que necesito un abogado".
¿QUEDARÁN EVENTUALES PRUEBAS EN UN CELULAR "MODIFICADO" POR LA AFI PARA SER "SÚPERSEGURO"?
Hoy varios medios recordaron que el expresidente Macri usaba un teléfono encriptado especialmente preparado para él y al menos tres ministros en los tiempos en que Juntos por el Cambio monopolizaba los gobiernos nacional, provincial y porteño.
El celular en cuestión tenía un sistema operativo Android y el aparto era un Nexus 6P. Pero lo que hoy trae el tema a colación y genera múltiples interrogantes es que
quien "modificó" el dispositivo para incrementar su "seguridad" fue la AFI, hoy en el centro de la escena por el numeroso grupo de ex agentes presos e imputados por espionaje ilegal.
En febrero de 2018 Clarín publicó que el celular que Macri habría utilizado como "segundo" aparato era un Nexus 6P, un desarrollo conjunto entre Huawei y Google, que corre el sistema operativo Android con varias modificaciones.
El dispositivo tiene una pantalla de 5,7 pulgadas con una resolución QHD de 1440 píxeles y está equipado con un procesador Qualcomm Snapdragon 810 de ocho núcleos, con 3 GB de memoria RAM. Está realizado en metal, posee una batería de 3450 mAh, cámara de 12.3 MP y lector de huellas digitales trasero.
La característica principal era el software, un desarrollo local llamado "Criptex" realizado por la AFI, que "garantiza la seguridad en las llamadas". El sistema operativo Android se personalizaba para esos smartphones, quitándole todos los servicios que los vuelven vulnerables, como los de impresión, algunos sistemas de comunicaciones, configuraciones de señal que no son necesarios, protegiendo al celular de cualquier ataque externo.
"Lo importante de este celular es el sistema de comunicación", explicó a Clarín Jonathan Tzatzkin, Safe City Industry Expert de Huawei. "Lo que hace el sistema del gobierno es realizar una escucha del audio del teléfono, convertir en datos encriptados ese audio y mandarlo por un canal seguro. Todo eso, claro está, mientras se hable entre teléfonos seguros. Cuando se use el celular para hablar con un teléfono no seguro no funciona", detalla el experto. La misma nota sostiene que Larreta, Vidal, Marcos Peña y varios más tenían uno así.