La pandemia que azota al mundo y avanza en la Argentina produjo opiniones de todo tipo de actores sociales, de diferentes campos profesionales, algunos más legitimados por sus logros y otros no tanto. En el caso de la economía,
las consecuencias de la parálisis económica producto del aislamiento social obligatorio llevaron a la reaparición de viejas figuras, como es el caso del ex ministro de Economía Domingo Felipe Cavallo.
El ex funcionario y ex candidato presidencial citó a los economistas liberales
Javier Milei y Diego Giacomini y
sostuvo que las medidas que tomó Alberto Fernández para resguardar la economía de las consecuencias de la pandemia "son peligrosamente desestabilizantes", las vinculó con "anteojeras ideológicas de cuño setentista" que podrían llevar a un estallido social y hasta se animó a reclamarle al Presidente haber consultado a Eduardo Duhalde y no a él y al ex mandatario Carlos Menem.
A través de una
publicación en su blog, Cavallo aseguró que "es probable que Argentina pueda superar esta crisis con menos costo de vidas que otros países que se demoraron en adoptar las medidas de aislamiento social que recomiendan los especialistas en salud", pero a la vez advirtió que "las consecuencias económicas y sociales inmediatas de esas medidas van a ser mucho más agudas que en la mayoría de los países" y "pueden comprometer seriamente el futuro de nuestra sociedad".
Según el ex ministro, en Argentina la crisis económica producto de la pandemia será peor porque, a diferencia de otros países, aquí "no existe un buen sistema de seguro de desempleo y la economía informal representa el 40% de la población"; "muchos trabajadores de la economía informal no están bancarizados ni registrados en la seguridad social"; no hay "crédito, ni interno ni externo, y el Banco Central emite una moneda incapaz de mantener su valor"; "los sistemas de transporte y comunicaciones, el comercio on-line, están poco desarrollados y los que existen están paralizados por congestionamiento" y "no es fácil en Argentina recurrir a los ahorros del pasado para moderar las oscilaciones de los ingresos corrientes, tampoco es fácil utilizar el financiamiento bancario con ese mismo objetivo".
Ante ese panorama, Cavallo opinó que
"el esfuerzo fiscal que el gobierno va a tener que realizar y la emisión monetaria que el Banco Central tendrá que admitir para intentar atenuar los efectos recesivos y empobrecedores de las medidas de aislamiento social, son peligrosamente desestabilizantes".
Entre las consecuencias negativas, el ex ministro citó al déficit fiscal, que "puede llegar a superar el 5% del PBI, aseguró que "la deuda pública en dólares no podrá ser atendida", pronosticó que las "empresas privadas quedarán fuertemente descapitalizadas" y que aumentará "el desempleo abierto".
A partir de ese punto, llegan las reflexiones más insólitas de Cavallo, aquellas que son más del tipo ideológico que del técnico-económico. Es que, lejos de hacerse cargo de sus pésimas gestiones, el ex ministro adelantó que "la inflación y el desabastecimiento de los bienes de consumo agravarán la situación de los sectores más carenciados" y presagió que "la insatisfacción social se manifestará de muchas maneras" entre las que destacó
"las oportunidades para los que quieren acceder al poder y empujar reformas sociales a través de la violencia".
"Recrudecerá la discusión política con anteojeras ideológicas de cuño setentista", señaló, y explicó: "Si predominan las tendencias estatistas, intervencionistas y aislacionistas que aún con el tono moderado que caracteriza al discurso del presidente, asoman frecuentemente en el mensaje oficial y si en la búsqueda de chivos expiatorios los dirigentes políticos más influyentes elijen al empresariado, el final de esta crisis puede ser la hiperinflación, como predicen Diego Giacomini y Javier Milei".
Para concluir, Cavallo pidió
"una reorganización económica de raíz Alberdiana" para eludir el desastre y hasta se quejó de que el Gobierno no lo haya convocado a él ni a Menem para escuchar sus recetas ante la crisis:
"El Presidente Menem consiguió hacerlo a principios de los 90s. Lamentablemente, el Presidente Fernández, en lugar de consultarlo a él o a quienes lo ayudamos a encontrar aquellas soluciones, se reúne con Eduardo Duhalde, el responsable de que, a partir de 2002, Argentina haya regresado a la desorganización económica de los años 70s y 80s".