Mientras disfruta de un interludio de paz gracias al escándalo de presunta corrupción del kirchnerismo por los cuadernos del chofer Centeno, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires,
María Eugenia Vidal, tomó la decisión de retomar su agenda mediática y salió a reinstalar su defensa por el escándalo de los aportantes truchos de la campaña electoral 2017, que la mandataria encabezó enfáticamente como líder bonaerense. Sin embargo,
eligió una novedosa estrategia a través de la que se sacó de encima la responsabilidad y la arrojó hacia arriba sobre la alianza oficialista.
"Es más fácil decir que son los aportes truchos de Vidal y no los aportes del frente electoral Cambiemos 2017", disparó la propia Vidal en una entrevista con Pamela David en la señal América.
Tras relatar que al principio creía que "no era cierto", Vidal admitió que "a medida que se presentaron más denuncias" decidió "tomar cartas en el asunto". En ese marco, dio su versión del paso a paso que siguió:
"Empecé a involucrarme, involucrarme desde el lugar de preguntar qué había pasado, cuál era el equipo que había trabajado en la rendición de fondos, y una vez que identifiqué a las personas que habían trabajado le pedí en particular a una persona (María Fernanda Inza), que era de mucha confianza de muchos años conmigo, que renunciara a su cargo".
"Salí a dar la cara y a decir quién soy yo, y que pueden, como siempre digo, darme vuelta como una media porque no van a encontrar nada ilegal en mi vida", dijo Vidal, en el marco de su tradicional discurso de la honestidad. Y remató en un mensaje al kirchnerismo:
"Llenen los juzgados de denuncias, a mí no me importa, mi único capital es la honestidad".