06.08.2018 / Opinión

La revolución de los pañuelos verdes en América Latina

En plena definición del debate por la despenalización del aborto en Argentina, los efectos del debate para el resto de América Latina.

por Ayelén Oliva




Después de la sesión en Diputados que terminó con la media sanción del proyecto de ley que busca despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo, en América Latina se multiplicaron los pañuelos por la despenalización y legalización del aborto. Una diversidad de colores hicieron crecer la demanda bajo una única consigna.

En nuestra región se producen alrededor de cuatro millones y medio de abortos, de los cuales el 95 por ciento son consideradores inseguros por su condición de ilegalidad, según datos del Instituto Guttmacher, 2008. América Latina concentra la mayor parte de los pocos Estados que, aún en estos días, tienen penalizado la práctica de aborto todos sus casos. Esta es la situación de República Dominicana, El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua, Surinam.

Chile salió de esta lista hace poco tiempo, en agosto de 2017, cuando después de casi 30 años de prohibición total, consiguieron la despenalización en las tres causales. El caso de este país es, tal vez, el más llamativo de la región. A pesar del intento de los partidos conservadores de frenar esta decisión del Congreso ante la Justicia el año pasado, el 25 de julio pasado, las mujeres chilenas estrenaron el pañuelo verde en marcha por aborto libre a nivel nacional. No conformes con la legalización en las tres causales, el movimiento de mujeres reunió a unas diez mil mujeres que salieron por sexta vez a la calles acompañadas por el impulso mediático del tema que logró el movimiento feminista argentino el mes pasado, para pedir por su legalización sin restricciones.

El triunfo de Manuel López Obrador en México también aumenta las expectativas de la despenalización en todo el territorio mexicano en un país donde, desde abril de 2007, su capital tiene aprobada la despenalización del aborto hasta las 12 semanas de gestación, pudiendo las mujeres que viven en otros estados viajar hasta ahí para interrumpir sus embarazos. Fue Olga Sánchez Cordero, futura ministra de Interior del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien adelantó que buscarán promover la despenalización del aborto antes de las 12 semanas de gestación en todo México. Morena, el partido oficialista, consiguió en las últimas elecciones el control en 22 Congresos estatales, lo que contribuye al impulso de esta política.

En Perú, el aborto es legal solo en los casos en los que la vida de la mujer embarazada corre peligro. El aborto terapéutico, tal como se lo conoce, llegó luego de décadas de demandas de mujeres sin embargo la actual coyuntura abrió la posibilidad de debatir una vez más sobre la despenalización en todas sus formas. En este país, más del ocho por ciento de las mujeres denunció alguna vez haber sufrido violencia sexual. Si vamos al caso de las nenas, el 90 de cada 100 embarazos en chicas mejores de edad son consecuencia de violaciones intrafamiliares.

En Brasil, el aborto está prohibido con excepciones al igual que en Argentina. Sin embargo, este viernes 3 de agosto la Corte Suprema comienza una ronda de audiencias con miras a definir la despenalización. Una buena noticia para el movimiento de mujeres es que el debate se da en la Justicia  y no en el Congreso ya que el dominio de los sectores conservadores y del bloque evangelista en el Legislativo hace difícil pensar una salida por medio del Congreso. Lo que se discute en este momento es la posibilidad de despenalizar el aborto hasta la semana 12 de embarazo, apoyado en un habeas corpus de 2016 en el cual el Supremo Tribunal Federal, resolvió apenas para un caso la inconstitucionalidad de penalizar el aborto hasta el tercer mes de gestación porque “hiere derechos a la integridad de la mujer a los derechos sexuales y reproductivos”. Ahora, la jueza Rosa Weber convocó a audiencias públicas con 44 expositores de todos los sectores. La semana que viene habrá otra ronda de expositores antes de la votación. El camino hacia el debate sobre el aborto lo abrió el Ministerio de Salud durante la gestión de Lula, cuando se autorizó a los hospitales públicos a realizar abortos a mujeres que decían que habían sido violadas sin necesidad de una denuncia policial.

La decisión que tome la mayoría en el Congreso sobre el proyecto de ley en Argentina tendrá un impacto no sólo en nuestro país sino en todo América Latina.  De aprobarse, Argentina se convertiría en el país más poblado de la región en permitir que las mujeres interrumpan embarazos de manera voluntaria. También, marcaría el primer paso en la escisión entre la Iglesia y el Estado, en una región de clara mayoría católica y de fuerte incidencia de la religión en el poder político. No es menor que en el país del Papa Francisco la presión de las mujeres organizadas en las calles haya conseguido llevar este debate hasta el Congreso. Pase lo que pase el miércoles, la revolución de los pañuelos verdes en América Latina ya está en marcha y es incontenible.