Hoy se cumple casi una década del día en que López iba a presenciar los alegatos contra el verdugo de su primer secuestro, el ex director general de investigaciones de la Policía Bonaerense Miguel Osvaldo Etchecolatz. Desde ese momento no hay detenidos, varios sospechados pero ninguna hipótesis firme.
Por este motivo distintas agrupaciones sociales, políticas, gremiales y estudiantiles se movilizarán para reclamar la aparición con vida.
Jorge Julio López fue dos veces desaparecido. La primera,
el 27 de octubre de 1976, cuando una patota se lo llevó de su casa en el barrio de Los Hornos, La Plata. La segunda,
el 18 de septiembre de 2006,
antes de la sentencia del juicio al ex director de investigaciones de la policía bonaerense, Miguel Osvaldo Etchecolatz. López era testigo y querellante en ese juicio, el primero que comenzó tras la anulación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
En nueve años de investigación, la causa López no tiene ningún imputado, ningún procesado y ningún detenido. Pero…
¿Qué paso durante estos años?
El primer año y medio la causa estuvo caratulada como “averiguación de paradero”, fue investigada por la justicia provincial, y la fuerza encargada de llevarla a cabo fue
la policía bonaerense. Frente a esto las querellas pedían que se la apartara ya que López había declarado en el juicio en contra de sus máximos jefes de la dictadura y según las investigaciones algunos de los hombres pertenecían a esta fuerza.
Recién en 2008 se apartó a la policía provincial y se creó la Secretaria Especial para Delitos de Lesa Humanidad para seguir este caso. Pasaron varios meses en que la causa quedó paralizada, hasta que el juez,
Humberto Manuel Blanco, dejó la búsqueda en manos de la Unidad Fiscal de La Plata.
Cuando Blanco muere, el 2 de septiembre de 2014,
la causa quedó sin juez a cargo. Finalmente
Laureano Durán, ocupó el cargo vacante y en abril de 2015 dictó en un expediente que se instruía por separado el procesamiento de cinco agentes penitenciarios de la cárcel de Marcos Paz por incumplimiento de los deberes de funcionario público.
¿De qué se los acusaba? De haber obstruido las líneas de investigación que conducían hasta el pabellón de condenados por delitos de lesa humanidad, más precisamente, hacia la celda del ex comisario Etchecolatz y sus antiguos subordinados.
Quedaron procesados los ex jefes de la Sección Visitas y Correspondencia del penal de Marcos Paz, Diego González y Rubén Medina; el ex jefe de la División de Seguridad Interna, Aníbal Cuenca; el ex director de Seguridad Héctor Altamirano; y los directores del establecimiento, Diego Díaz y Carlos Grassini. Ellos eran los responsables jerárquicos por las 127 irregularidades detectadas en los registros de visitas y el acceso a teléfonos de los reos en una serie de allanamientos que se habían ordenado en la Unidad Penitenciaria Federal II de Marcos Paz.
Los fiscales Nogueira y Molina apelaron a la Cámara de Apelaciones de La Plata la figura por la que Durán los procesaba, porque pedían atribuirle otros delitos más graves que les diera la posibilidad de que los penitenciarios terminaran al otro lado de los barrotes.
¿Qué pasa hoy?
Según fuentes de la investigación
ahora van a buscar a Jorge Julio López por sus huellas digitales entre los centenares de cuerpos NN aparecidos en los últimos años en todo el país. Se utilizará el “sistema de fichas dactiloscópicas” similar al método con el cual pudo ser identificado otro desaparecido en democracia, Luciano Arruga.
También
aseguran que están tras la pista de quien habría sido el “entregador” de López, es decir, de alguien conocido por él que habría logrado engañarlo para que salga de su casa para nunca más volver. En tanto, la querella reclama por medidas importantes que siguen pendientes, como los cruces telefónicos.