“Flaco me encantaría que fueras vos, pero mirá”, le dijo Néstor Kirchner a Randazzo en 2007 y le mostró encuestas en las que Scioli medía mejor como candidato a gobernador de Buenos Aires. Había sido concejal en Chivilcoy, diputado provincial, hombre clave del gobierno bonaerense y pegado el salto a un despacho en la Casa Rosada. Sintió que era su hora, se veía como el heredero. Pasó de operador político a gestor del Estado. Sin estructura propia, no logró convencer al núcleo más duro del kirchnerismo, tampoco al peronismo de las provincias y las intendencias. Audaz, mantuvo su candidatura hasta que sucedió lo que él mismo había vaticinado: “Yo me voy a inmolar en esta pelea”.
Recomendamos la lectura de
este perfil, publicado en la Revista Anfibia, en el Gabriel Vommaro y Lucía Alvarez repasan la historia de Randazzo, el candidato que no fue.