El 5 de julio de 2015 quedará plasmado en la historia del pueblo griego, como el día en que la
dignidad y la democracia,
triunfaron sobre la imposición del modelo neoliberal; del ajuste humanitario, al ajuste económico, la privatización de los servicios públicos. El poder económico financiero desde hace cinco años, a través de la Troika, estaba condenando a profundizarse hacia el camino del empobrecimiento y el sobreendeudamiento.
En el viejo orden internacional, controlar la economía de un país, implica inherentemente la invasión y la ocupación militar. En este
nuevo des (orden) internacional, va de suyo que la principal herramienta de sometimiento y dependencia de nuestros países se manifiesta a través de negocio de las
deudas externas, las cuales someten por generaciones el poder soberano y el derecho de autodeterminación de los pueblos que las padecen. No es novedad alguna decir que la hegemonía del capital financiero, actúa como herramienta de sometimiento de los pueblos y que alcanza su mayor expresión en los
organismos multilaterales de financiamiento de deuda externa, que siempre imparten las misma recetas de sobre endeudamiento para salir, paradójicamente de la misma. Sin embargo,
el objetivo constituye siempre el mismo,
vender recetas de ajuste para el socavamiento de las soberanías nacionales.
En el caso de Grecia, la Troika (La Comisión Europea, El Banco Central Europeo, El Fondo Monetario Internacional) con los tecnócratas de
Angela Merkel y el la Unión Europea en el ministerio de Economía Griego, constituyen los ejecutores principales de una política de estrangulamiento en detrimento de los derechos fundamentales del pueblo griego. Ante la constante interpelación a deslegitimar el modelo democrático y la soberanía popular sobre el gobierno de Syriza, que comienza a resistirse a las políticas extorsivas de austeridad impuestas por el poder financiero Europeo y las famosas recetas refritas neoliberales del Fondo Monetario Internacional,
el gobierno griego que asumió hace apenas 5 meses, respondió con más democracia, a través de un referéndum -después de varios intentos opositores por declararlo ilegal-. De esa manera, se consultó al pueblo griego, a la soberanía popular, qué camino seguir frente a las grandes presiones de las políticas de austeridad.
Con un porcentaje mayor a las encuestas más optimistas, el
61% de los ciudadanos griegos dijo NO al modelo de estos organismos y los gobiernos guardianes de los intereses del capital financiero. El gobierno de Syriza, conformado por amplios movimientos sociales, contó con el apoyo de obreros, mujeres, jóvenes y migrantes, tomaron las calles de la capital Griega para manifestarse contra las políticas impuestas por la Troika, que intentan reproducir a perpetuidad, un modelo neoliberal a ultranza a costa de los derechos del pueblo Griego. Tras varios intentos de desestabilización económica, con corridas bancarias y pánicos alentados por un fuerte terrorismo mediático, que resulta funcional a los poderes financieros, la soberanía popular decidió en favor de la lucha por los derechos económicos, sociales y culturales, como vivienda, trabajo, educación y un sistema de seguridad social justo.
Pero lo que realmente molesta del triunfo del NO, es la patada al tablero geopolítico mundial del gobierno de izquierda de Alexis Tsipras, un modelo que ha demostrado su legitimidad a través de la práctica democrática de dignidad y por sobre todo el enfrentamiento con ese norte ante la osadía de que ese sur contagie a la Europa Peninsular, a España y Portugal.
A partir de hoy el gobierno de Alexis Tsipras tendrá que transitar por un largo camino de negociaciones para lograr la reestructuración soberana de la deuda externa y poner fin a los lineamientos de la Troika. Al FMI y la Unión Europea, en especial al gobierno de Alemania, no le queda más que reconocer su derrota y comenzar a transitar el fin de sus políticas inhumanas, que no constituyeron más que la condena a la pobreza y el sobreendeudamiento del pueblo griego.
* La autora es licenciada en ciencia política de la UBA, candidata a magister en DDHH y democratización en América Latina y el Caribe UNSAM y miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.