Matías Kulfas es economista, especializado en economía política. Ejerce como profesor de la UBA y de la Universidad de San Martin. También trabajó en el ámbito público, fue director del Banco Nación y gerente general del Banco Central. Actualmente dirige el centro de investigaciones económicas Idear Desarrollo y recientemente publicó “Los tres kirchnerismo”, una investigación abocada al análisis económico de los anteriores gobiernos.
En diálogo exclusivo con Política Argentina Kulfas se refirió al período de gobierno kirchnerista, a Néstor y Cristina Kirchner, el rol de los economistas, Cambiemos y el viraje económico que iniciaron. Sin embargo no deja de indicar que las medidas implementadas son de carácter gradual aunque argumenta que “vamos hacia una reprimarización” que trae desempleo y baja de producción industrial, entre otras cosas.
¿Por qué hablar de tres kirchnerismos? ¿Por qué ese título?
Lo que planteo en el libro es que es un poco forzado hablar de un único modelo. Lo que creo que ha habido es algunas pautas generales que estaban bien claras, como recuperar el estado como un eje articulador y ordenar las relaciones sociales y económicas de la Argentina. Ese es un cambio muy importante que en gran medida marca un quiebre con el neoliberalismo que terminó con la crisis del 2002. Pero más allá de esto es evidente y se manifiesta en todas las etapas del gobierno kirchnerista que hubo diferentes instancias y formas de conducir la política económica.
Una cosa fue la emergencia de Néstor Kirchner como líder, con Cristina en su mesa chica, y donde había una visión bastante más abierta de construcción. Por otro lado hay una segunda instancia con este proceso ya consolidado donde Cristina era la presidenta y Néstor Kirchner siguía conduciendo una parte de los resortes de la política y creo que es muy distinto el tercer kichnerismo que con la muerte de Néstor Kirchner, Cristina toma los resortes del poder, donde predomina una mirada en lo político mucho más sesgada, tendiente a construir una fuerza propia, sin demasiados matices, sin demasiados espacios y en la política económica una visión más dogmática y menos pragmática.
Creo que hay una visión voluntarista de vivir con una suerte de mundo sin restricciones en donde todos los problemas económicos pueden ser interpretados desde la política. Me parece que en este sentido en el tercer kichnerismo hay errores de diagnóstico que llevan a un final en el cual en lugar de mostrar a todas luces un balance positivo da lugar a esta crítica, cuando en realidad el Gobierno que empezó en diciembre de 2015 no viene a enmendar los errores del kirchnerismo, viene, en todo caso, a modificar los cambios estructurales positivos que hubo pero no los errores.
"El Gobierno que empezó en diciembre de 2015 no viene a enmendar los errores del kirchnerismo, viene, en todo caso, a modificar los cambios estructurales positivos que hubo pero no los errores"
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¿Y ahora que estamos viviendo? ¿Cómo caracterizas este período que se inició con el triunfo de Cambiemos?
Lo caractericé como neoliberalismo posible porque no tengo ninguna duda que la matriz ideológica de su gobierno es neoliberal porque predomina el papel del mercado, donde está la idea de que los ejes del crecimiento se basan en una macroeconomía relativamente estable en donde se aferran a la inversión, sin distinguir en absoluto que tipo de inversión y capitales, y donde el Estado pasa a ser menos imprescindible.
Este es un enfoque neoliberal, en donde no se le atribuye al Estado ningún rol estratégico ¿Por qué digo neoliberalismo posible? Porque este es un gobierno que tiene como fortaleza que es la primera vez que un partido de estas características llega con los votos y al mismo tiempo lo hace con votos prestados y con una herencia política que está teñida de heterogeneidades. En este contexto el Gobierno de Cambiemos se plantea cambios de manera gradual.
¿Crees que este Gobierno está llevando adelante políticas gradualistas?
Sí, no tengo dudas de eso. Yo sé que a muchos les puede parecer que no es así, que semejante proceso de cambio es muy abrupto. Yo creo que si miras la historia, cualquier experiencia de shock no es esto. Esto no me parece un shock, aunque no tengo ninguna duda hacia donde va.
¿Y hacia dónde va?
Hacia la implementación de un enfoque neoliberal para la Argentina, de remoción de buena parte del control estatal que se logró de parte del kirchnerismo y a na mayor alianza del capital transnacional junto con búsqueda de inversiones extranjeras en los recursos naturales y en el sector industrial. En este sentido va hacia un escenario de mayor reprimarización.
¿Qué implica eso para la masa trabajadora?
Lo que implica es una caída del empleo. El empleo en Argentina, sobre todo hasta 2012, creció de manera muy importante, estuvimos bastante cerca del pleno empleo que no se llegó por las debilidades en las políticas productivas. Ahora lo que ellos quieren hacer es que en el corto plazo la pérdida del empleo se compense con otros empleos en servicios y sector financiero. Apuestan a las inversiones.
En una economía que está atravesando un proceso recesivo ¿Crees que sí se puede dar que lleguen inversiones?
Yo creo que va a haber inversiones pero lejos de lo que este gobierno pensó. Tuvo una mirada muy ingenua de pensar que por la confianza que despertaba en el empresariado, por ser parte de ellos y por el tipo de políticas que planteaban esto naturalmente iba a impulsar el proceso de inversiones. Esto no ocurrió.
La primera respuesta fue el blanqueo que se planteo de una manera perversa porque sostenían: “Sabemos que después de este Gobierno populista y confiscatorio tuvieron que sacar el dinero afuera”.
Además de eso me parece que va a haber más inversiones en el sector energético, recursos renovables y puede haber inversiones en el sector primario pero el contexto mundial tampoco ayuda pese a que la Alianza del Pacifico aparece como una apuesta.
¿Qué consecuencias tiene el acuerdo con los países del Pacífico?
Negativas. Esto puede generar algún incremento de exportaciones primarias pero va a afectar la producción interna. Argentina lo que hace es volver a reatroalimentar el viejo esquema de producción en donde la centralidad estaba en el sector primario. Entonces ahí hay un problema importante, donde el kirchnerismo lo puso en cuestionamiento aunque no se dio una trasformación estructural.
Entonces ¿Qué implicancias tiene esta reprimarización teniendo en cuenta que el agro no genera demasiada cantidad de empleo?
La cadena agro industrial genera un 18 por ciento del empleo en la Argentina, estamos hablando de una sociedad para 20 millones. Entonces ese es un país en donde la mitad va a vivir bien y la otra le va a costar mucho. Ahí está el problema,
pobreza cero y supermercado del mundo son eslóganes vacíos de contenidos.
América Latina se reprimarizó mucho estos años y aún los casos que son vistos como exitosos, como Perú, a nivel redistributivo es muy flojo, son sociedades muy desiguales. En Chile tampoco se cambió la estructura social, Brasil que era el ejemplo de la región y es un país que se ha reprimarizado y está en una crisis profunda.
Sobre el kirchnerismo
En una reciente entrevista que dio Cristina Fernández nombró como uno de los problemas principales durante el último período de su gestión a la restricción externa ¿Cómo se puede solucionar? ¿Se puede salir de eso o necesariamente vamos a caer en esos ciclos en los que hay un proceso incipiente de industrialización y después restricción externa?
La manera de salir de eso es generando un cambio en la estructura productiva y creo que es la gran debilidad que ha tenido el kirchnerismo. Si bien lograron una gran recuperación industrial, dado que en Argentina en el último cuarto del siglo XX hubo un desarrollo industrial estancado, con una destrucción del empleo de manera persistente, se volvió a tener un sector pujante, que volvió a crecer y a crear empleo por lo que hablamos de un cambio muy significativo.
Pero, dicho esto se hizo sobre la base de sectores preexistentes por lo que no hubo transformaciones significativas. Hubo casos puntuales, como el caso de la industria agrícola, la del software o la de la indumentaria en donde ves cosas novedosas. El problema es que todo eso no llega a ser una masa crítica que permita modificar los sectores productivos.
Cuando miras la política del kirchnerismo vez que los dos grandes ejes sobre los que se trabajó fueron automotrices y Tierra del Fuego ¿Cuáles son los sectores de restricción externa que más explican esto? Automotrices y Tierra del Fuego. Entonces ahí lo que encontramos es una falta de planificación. Esto no es casualidad, no es que paso de manera inesperada. Ahí hubo una apuesta que tenía un objetivo en el empleo y consumo interno pero dejaba a un lado las importaciones.
¿Cómo se logra una salida de eso?
Con política industrial. Lejos de fomentar un cambio productivo, se acentuó el que ya existía previamente. La restricción externa no es que llegó de manera inesperada. Era absolutamente esperable que esto iba a terminar ocurriendo.
¿Podríamos decir que no hubo planificación?
Claro, no hubo un planeamiento en el sector industrial y energético. Argentina tuvo durante muchos años un gran superávit comercial, entonces creo que lo que falló es en no haber proyectado una política industrial energética que permitiera por lo menos que no crezca el déficit.
En el caso de la energía fue mucho más grave porque pasamos de un sector energético que estaba con un leve superávit a un déficit importante a partir de 2010/2011. Por otro lado en el caso industrial es un país que históricamente tiene un déficit, el tema es que no se agigante. El gran problema es que aparece el sector automotriz y dice “en este año hubo record de ventas” pero en realidad lo que hay es un aumento fuerte de las importaciones porque Argentina produce la misma cantidad de autos que en la década del 70. Producimos tres veces más pero el contenido nacional del sector automotor es un 25, 30 por ciento, esto no se ha modificado. Ahí está uno de los problemas de este período.
Por no haber planificado adecuadamente el crecimiento de los sectores claves terminaste provocando una restricción de divisas que te llevo a esta situación de 2011 con corridas cambiarias.
Conspiradores hay, claro que había sectores interesados en condicionar la política económica de Cristina pero había atraso cambiario y una economía que venía de dos años de dólar planchado con inflación alta.
En este sentido ¿Qué te pareció la medida de restricción a la compra de divisas?
Me parece que no fue la mejor idea. Sin duda había que aplicar algún tipo de restricción, sobre todo buscando reducir la especulación financiera, procurando evitar algunos traslados de liquides de sectores formales a menos informales. Sin embargo me parece que llevar este tipo de restricción al total de la economía tiene muchos efectos negativos.
En primer lugar desde el punto de vista psicológico las prohibiciones acentúan el deseo de obtenerlo. Y por otro lado generó cuellos de botellas, escasez de divisas en sectores que lo necesitaban para producir, generando una brecha cambiaria que hizo que muchos empresarios dejaran de preocuparse por la producción. Una cosa son los controles de legalidad y otra son las prohibiciones taxativas.
Sin embargo algunos economistas señalan que la fuga de divisas es casi un problema estructural en el país ¿Cómo haces para reducirla sin políticas de mayores controles?
El problema de Argentina es que la tasa de ganancias está fijada en dólares. Los empresarios lo que miden como rentabilidad es cuantos dólares se llevan al bolsillo al final de trabajo y esto hace que este de por si dolarizada la actividad económica haya o no haya convertibilidad.
Cuando se habla de fuga de divisas lo que hay es dolarización de portafolios, no es que fugó el dinero o se lo llevo a una cuenta en Panamá. Lo que está haciendo es ahorrando porque interpreta que ese ladrillo de dólares equivale al ladrillo de una casa y se puede olvidar de si subió la tasa. Esto se hace en dólares y el mercado financiero no ha logrado mejor ese problema. Pero la restricción acentúa ese problema.
Pero en los últimos meses con la eliminación de las restricciones la fuga de divisas está en aumento. En este sentido ¿No se agranda la brecha sin esas normativas?
Lo que pasa es que hay un tema que hay que analizarlo en perspectiva. La política económica no tiene una mira unívoca. En el año 2009 cuando Argentina emprende el plan de pagos 2010 era muy sensato y razonable planificar el 2010 pagando deuda con reservas porque a Argentina le costaba muchísimo dinero endeudarse en el exterior y tenía un nivel de reservar muy elevado con lo cual era lógico y razonable. Para el 2011 eso también tenía algún incentivo, después se terminaron enamorando del instrumento. Hubo una tendencia a ideologizar los instrumentos. Tomar deuda no es ni bueno, ni malo, el tema es para qué. Me parece que Cristina planeó una estrategia de desendeudamiento muy buena, Argentina necesitaba desendeudarse pero cuando se llegó a una relación de deuda producto del 12 por ciento, ya estaba desendeudaba.
Con el diario del lunes muchos pueden opinar, pero me parece que se planteó un elemento dilemático exagerado, o devaluación o cepo o endeudamiento. No era ni una cosa, ni la otra. Era recuperar endeudamiento, no para aumentar la relación de deuda sobre el producto; era algunos controles para evitar excesos en la actividad financiera, y algo de devaluación para compensar el atraso cambiario ¿Qué había que hacer? Un poco de todo y empezar a revisar la estructura de tarifas.
Cuando uno mira el escenario actual, lo que uno encuentra es que por no haber hecho a tiempo un reacomodamiento de tarifas razonables, eliminado subsidios a sectores de ingresos medios y altos, se le dio escucha a Mauricio Macri para que haga este brutal ajuste. Este tarifazo afectó a todo el país, a las pymes, al sector industrial, agropecuario y al pequeño comercio.
Después de varios mates y preguntas Kulfas asegura que a partir de las medidas económicas impulsadas por Cambiemos el déficit se está agravando, la inflación sigue alta pero está bajando por la caída del consumo que empieza a dificultar la convalidación de precios más elevados.
El diagnóstico fue errado, monetarista, donde pensando que reduciendo la emisión de dinero iba a bajar la inflación y obviamente eso no ocurrió y lo que ocurrió fue una gran devaluación que mostro otro diagnóstico equivocado. Prat Gay dijo que iban a salir del cepo pero que como todos los precios de bienes importados se habían ajustado al dólar blue no iba a haber aumento. Ese diagnóstico demostró estar equivocado. Todos los precios de la economía ajustaron al precio de cambio oficial, al mismo tiempo la quita de retenciones aumentó el precio de los alimentos y le agregaron la suba de tarifas de manera descontrolada. Semejante coctel lo que hizo fue llegar a una inflación record que no había desde el 2002.
Decir que todo esto es culpa de este gobierno es equivocado pero la manera que se dió no tiene que ver con la falsa pesada herencia sino con las decisiones de Cambiemos. Ni una cosa ni la otra. Ni Argentina era Disneylandia, ni tampoco era Kosovo como lo planteo Mauricio Macri el primero de marzo de este año.
"El Gobierno que empezó en diciembre de 2015 no viene a enmendar los errores del kirchnerismo, viene, en todo caso, a modificar los cambios estructurales positivos que hubo pero no los errores"
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