En diciembre de 2000 el ex presidente De la Rúa dijo una de sus frases antológicas: “Qué lindo es dar buenas noticias”. Esa frase fue producto del anuncio del Blindaje acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por el cual –supuestamente- el país tendría garantizadas todas sus necesidades de financiamiento hasta el fin del mandato de la Alianza. Hoy sabemos cómo terminó eso: un año después De la Rúa huyó en helicóptero dejando un país con más hambre, pobreza, desocupados y deudas al del momento de tomar el Blindaje.
La semana pasada el ministro Dujovne abrió su conferencia de prensa diciendo: “Estamos muy contentos, realmente muy contentos”. El motivo de su alegría era el mismo que el de De la Rúa: anunciar otro Blindaje con el Fondo que supuestamente cubrirá todas las necesidades hasta el final de su mandato. Si el Blindaje de 2001 fue por 40 mil millones de dólares, el de ahora es por 50.000 mil millones. Empero, el primero era en realidad más grande porque se lo asignaba a una economía que era la mitad de grande de lo que es el PBI argentino actual. A similitudes debemos sumarle muchas más.
Por empezar, porque debemos decir que ambos gobiernos recurrieron al Fondo para obtener sendos Blindajes dado que agotaron el endeudamiento externo luego de haber implementado una y otra vez programas neoliberales de ajuste, apertura y liberalización. Por su parte, la ruta seguida no sólo fue similar en eso sino que los pasos que vienen serán también los mismos. Puesto que al Blindaje de De la Rúa le siguió luego el Megacanje, por el cual se cambiaron títulos de deuda que vencían en el corto plazo por otros de más largo vencimiento por un monto total de 30 mil millones de dólares. En la actualidad este es el próximo paso que dará el gobierno de Macri: hacer un Megacanje de lebacs (títulos de deuda que vencen en el corto plazo) en reemplazo por algún otro instrumento de deuda de más largo plazo, aunque ahora por 50 mil millones de dólares. Increíblemente (o no tanto) la persona encargada de realizar ambos Megacanjes, ya sea el del 2001 como el actual, es la misma: Federico Sturzenegger. Con todo, las coincidencias no terminan allí.
La Alianza 2001 luego del Blindaje y del Megacanje aplicó otra de sus trágicas medidas: sancionó la ley de Déficit Cero, la cual impuso recortes en el Estado al por mayor, reduciendo especialmente los sueldos y jubilaciones públicas un 13%. El Déficit Cero además de caídas salariales en la población no significó otra cosa más que profundizar la recesión, la caída del consumo y de la inversión, haciendo así que aumentará todavía más el hambre, la pobreza y el desempleo. Lo que resta de 2018 augura exactamente lo mismo: con una inflación para todo el año proyectada en torno al 35%, la caída de salarios y jubilaciones será alrededor del 15%, cuando es evidente que la economía va a una recesión. Ya está subiendo la pobreza y cayendo el consumo, indicando que todas las demás variables se irán a pique también.
La medida económica final de la Alianza fue el recordado y trágico “corralito”, medida que restringió el retiro de dinero de los bancos. En la actualidad debemos decir que ese escenario no está a la vista y parece realmente muy lejano como posibilidad. No obstante, antes de terminar su gobierno De la Rúa intentó una última maniobra con la cual pensaba que lograría estirar su supervivencia económica: quiso hacer aprobar el presupuesto para el año 2002 con un ajuste brutal, que duplicaba el ya duro recorte del Déficit Cero. El último recorte de la Alianza se evitó por dos motivos centrales. El primero, es que el Parlamento se negó a votarlo, por lo que nunca logró ser aprobado dado que la oposición no iba a validar nuevos recortes en el Estado. El segundo motivo, quizás sea el más recordado, fue que existió una poderosa rebelión popular que le puso fin a las políticas de ajuste.
El ajuste que perfila el macrismo para este año es realmente duro y brutal. Con todo, el ajuste verdaderamente descomunal es el proyectado para 2019, el cual será más agresivo que el practicado hasta ahora. Es decir, intentará repetir el camino de la Alianza de aplicar trágicos ajustes para luego intentar hacer mayores recortes como paso siguiente. Aquí es donde sabremos si el pasado se repetirá en el futuro ya que resta averiguar si estarán los dos frenos que impidieron que De la Rúa pueda aplicar su ajuste final. Por un lado, si el Parlamento le aprobará el presupuesto 2019, aceptando los ajustes y el programa pactado con el Fondo. Donde, de no hacerlo, hará fracasar todo el programa macrista y hará claudicar el acuerdo con el Fondo, pero que en cambio, si se aprobara, profundizaría todavía más el ajuste, la recesión y la pobreza haciendo que la economía caiga bastante más. Por otro lado, además del tortuoso trámite parlamentario, falta saber si la población volverá a activarse para poner fin a las políticas de ajuste en un escenario que está tendiendo a oscurecerse y aumentar la conflictividad social a toda velocidad. Dado que hasta ahora, al seguir Macri el mismo y peligroso camino que De la Rúa, pareció recibir varias de sus consecuencias. Einstein solía repetir que sólo un estúpido repite dos veces las mismas cosas y espera tener resultados distintos. Sólo el tiempo dirá si el estúpido es Macri al repetir lo mismo o fue Einstein al decir esa frase.