Luego del “
baño de humildad” sugerido por la Presidenta, la catarata de renuncias a la carrera por la gobernación bonaerense no se hizo esperar. Candidatos endebles en cuanto a conocimiento público e intención de voto (condiciones necesarias, pero no suficientes para competir con posibilidades de éxito) dieron el paso al costado.
Así desfilaron bajando del estrado el vice ministro de desarrollo social de la nación y referente de Kolina
Carlos Castagnetto; el joven y exitoso intendente de Berazategui
Patricio Mussi; los ministros sciolistas
Cristina Álvarez Rodríguez y
Santiago Montoya; y el vicegobernador actual
Gabriel Mariotto.
El caso más resonante sin dudas fue
Diego Bossio, no solo por liderar la intención de voto en las encuestas hasta el momento del ingreso de
Aníbal Fernández, sino por tener una supuesta fórmula acordada con
Sergio Berni. Este último siguió en carrera junto a
Julián Domínguez, el mencionado jefe de Gabinete de la Nación y los intendentes de La Matanza
Fernando Espinosa, y de Lomas de Zamora
Martín Insaurralde, quienes no aceptan ningún tipo de baño de humildad por el momento.
Descontando el caso particular de Insaurralde, sobre quien el kirchnerismo hará sonar el escarmiento de la obligada reelección municipal por sus reiterados amagues de deslealtad, el resto de los ex candidatos bien pueden valer un vice. En ese caso a los ministros excluyentes (Fernández y Domínguez) pueden acompañarlos dirigentes con poder territorial (los intendentes Espinoza y Mussi), con perfil en el combate a la inseguridad (Berni) o con experiencia en el manejo legislativo en una siempre compleja Legislatura Provincial (Mariotto). ¿Pero cuáles son las fórmulas más posibles? ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de los candidatos a gobernador del FPV?
Circuló con intensidad la posibilidad de la fórmula Aníbal-Berni. Sin embargo, esa combinación sufre de exceso de “azul” y peca de dura. Es que al aporte de hombre de acción, incansable y eficaz de Berni se suma la experiencia de Aníbal Fernández como ministro del Interior coordinando a la Policia Federal. Además, ambos son reconocidos por interpelar a los jueces, por evitar la mano dura sin ser “progres” ni “garantistas”. Es lo más duro que puede ofrecer el kirchnerismo por dentro de los derechos humanos. Esa fórmula no se complementa y satura, aún en la provincia de Buenos Aires donde la inseguridad es la principal preocupación ciudadana.
Tanto Mussi por su buena gestión y “refrescante” juventud (algo que en el caso de Bossio parece haberle jugado en contra, “tener tiempo para la revancha”), como Espinoza por manejar el principal distrito y ser representativo del PJ son números puestos a vice. Domínguez parece inclinarse por el primero. No se sabe si Fernández se inclina por el segundo, que podría ser el heredero simbólico de Alberto Balestrini, y no hay dudas de que desde la vicegobernación al sillón de Dardo Rocha el trayecto es más corto que desde una intendencia.
El FPV tiene hoy por hoy como partido, como espacio político, la mayor intención de voto en la Provincia. Sin embargo no todo es color de rosa para ambos candidatos. Julián Domínguez debe luchar contra cierto desconocimiento del electorado. Esa fue la razón por la que desde la Casa Rosada asignarán en su equipo al publicista Enrique “Pepe” Albistur, otrora Secretario de Medios y jefe de campaña de varios candidatos kirchneristas.
Por su parte, Aníbal Fernández cuenta con una imagen negativa sensiblemente superior al promedio, que no le quita intención de voto por si le asigna un techo. Por su estilo, si hay un lugar donde pesa menos ese techo es en la provincia de Buenos Aires donde se valora su experiencia de trabajo y ese estilo arrabalero de tener pocos pelos en la lengua.
Faltan ver encuestas actuales, spots de campaña y actos que pongan en escena niveles de adhesión, así como saber si un episodio como vivido en la Bombonera la última semana no le da un plus a Berni que no lo deje afuera de una fórmula y si en ese caso sobrará “aparato” o “juventud”.
*Licenciado en Ciencias Políticas,
@San2011costa.